viernes, 29 de mayo de 2009

despues de varias copas

Estábamos bastante borrachos. Aún hoy, cuando trato de pensar en ello, no puedo recordar cómo acabamos en mi casa. Había sido un día de bebida dura; primero una fiesta de la cerveza, después la continuación por los bares de la ciudad, y ya era más de las seis de la mañana y continuábamos bebiendo. Celia estaba tumbada en un sofá y Roberto, mi novio, y yo en otro. Para nosotros la situación era bastante picante; algunas noches yo le contaba al oído a Roberto historias guarras, tríos imaginarios -muchos de ellos con Celia de protagonista- que lo ponen a mil.

Para terminar de aderezar la situación, de vez en cuando nos metíamos mano sin que ella nos viera, mirándola subrepticiamente para aumentar el morbo. He de reconocer que para mí la situación era algo violenta, pero no se sí por la borrachera o por lo que fuera no podía evitar mirar a Celia y hacerle gestos obscenos a Roberto.

Celia llevaba una falda bastante corta, sin medias, y altos tacones. Tumbada como estaba, la falda se le subía y dejaba ver más de medio muslo. No se le veían unas piernas especialmente bonitas, sin embargo tenía su cosa observarla en esa postura. En esos momentos reconocía lo que Roberto tantas veces me había dicho: Celia era una cachonda. Aquel día, con su generoso escote, su falda cortita y la mirada algo perdida por el alcohol, no me quedó ninguna duda; a Celia le gustaba exhibirse, poner cachondo al personal, que la miraran.

Encendimos la tele y, sorpresa, en un canal local estaban echando los típicos anuncios de teléfono erótico. Unas maravillosas rubias se besaban invitando a los solitarios a llamar para hacerles compañía.

Los tres reímos e hicimos las bromas de rigor, que si la chica esta haría tal cosa, que sí aquella tiene cara de comérselas dobladas. En esas estábamos cuando Roberto comenzó a acariciarme la espalda; sólo él sabe lo caliente que me pone que recorran con un dedo mi espalda.

Celia se volvió a mirar la tele, todavía riendo de los chistes y sin prestarnos atención.

Entonces Roberto me aupó encima suya. Yo también llevaba falda, por lo que me la subió de modo que sólo quedaran mis bragas entre él y yo. Estaba empalmadísimo; podía sentir su vara presionándome el coño. Lo miré molesta y algo avergonzada, sin embargo me apretó más contar sí y comenzó a moverse rítmicamente. Yo miraba a Celia, al tiempo excitada, al tiempo rezando para que no volviera la cabeza.

Las manos de Roberto subieron desde mis rodillas a la parte interior de los muslos, abriéndome las piernas suavemente. Sabía donde acabarían sus manos. Traté de resistirme; tal vez era demasiado tarde, o quizá desde el momento en que llegamos a mi casa había estando deseando que pasara. Roberto agarraba mis cadera y se movía más rápido cada vez. Dos de sus dedos salvaron rápidamente el obstáculo de mis bragas para acariciarme el clítoris. Sabía cómo hacerlo, estaba totalmente perdida. Hasta entonces había logrado ahogar todos mis gemidos, mas cuando un dedo me penetró aullé con desenfreno.

Ella nos miró. Habría esperado que se levantara indignada y se fuera o que se riera con ganas, pero jamás hubiera pensado que se quedara observándonos lascivamente.

Roberto me llevó hacia el dormitorio. Antes de entrar no pude evitar volver la cabeza para ver como Celia nos seguía con la mirada.

Tumbados en la cama nos desvestimos frenéticamente. Mientras me prodigaba en caricias al cuerpo de Roberto podía notar como ella nos observaba.

Sabía que estaba allí, que había elegido quedarse para mirarnos. Sin saber porqué, eso aumentó mi excitación. Bajé la cabeza hasta la polla de mi novio y comencé una mamada digna de película porno. Al poco tiempo él acababa en mi boca. La primera sacudida fue directa a mi garganta, pero después pude ir acumulando bien su líquido. Me lo tragué enterito, hasta la última gota.

"Ven aquí", le ordenó a Celia. Ella se acercó sin dudarlo y Roberto la tomó por la cintura y la empujó hacia mí. Una encima de la otra, nos quedamos por un instante quietas. Podía oir su respiración agitada. Poco a poco mis manos comenzaron a moverse por aquel cuerpo entrado en carnes y acogedor. Fue como romper el hielo; a continuación Celia me besó y toqueteó sin tapujos.

Se quitaba la ropa casi sin despegarse de mí y me miraba lascivamente. Eso terminó de ponerme cachondísima, como nunca lo he estado. Yo fui quien le quitó las bragas.

Jamás pensé que pudiera comportarme así.

mi clases particulares

Os voy a contar mi historia que trata sobre una experiencia que tuve hace 1 año. Os situare un poco, a mi me atraía (y me sigue atrayendo) una vecina que tengo que se llamaba Clara que hemos ido juntos al colegio desde pequeñitos y nos vemos mucho charlamos y mucho más que os contaré.

Pues una tarde estando con ella en su casa solos haciendo unos trabajos de la universidad nos tomamos un pequeño descanso y yo estaba tan excitado porque ella estaba tan cerca de mí que me puse nervioso (y mi polla también se puso alegre) y ella me dijo :

-Dani ¿qué te pasa.?- -Nada tía ¿qué me va a pasar? -(la dije con voz temblorosa) -Sí qué te pasa tío-

Y de golpe me dijo:

-Pues a tu polla sí que le pasa-

Yo me quedé sin poder pensar y se me echó encima como una perra en celo besándome, nuestras leguas se rozaban y diciéndome que ella deseando este momento. Empezó a tocar mi polla semi erecta se quitó la ropa y yo también me la quité rápidamente comencé a besar su cuello humedeciendo su cuello con cada beso que la daba después sus hombros seguí bajando y besando sus grandes tetas y me dijo que la comiera el coño, yo gustosamente no dije que no.

Estuve mucho rato mamándole el coñito la metía dos dedos bien húmedos y ella me los cogía y me los agarraba y me cogió por el cuello y empezó a jugar con mi pelo y cuando paré un poco me empujó hacia atrás y me agarró por la polla y se afanó a ella lamiéndola , dando pequeños besos y se la metió hasta el fondo de su boca con mucho esfuerzo ya que mi miembro no es pequeño , antes de que yo pudiera correrme ella se lo sacó todo de la boca y se puso a cuatro patas como una perra y la ensarté bestialmente por su culito y mientras yo la daba como un poseso me echaba hacia delante y la agarraba por sus tetas redondas y firmes mientras que ella se metía los dedos por el coño para darse aún más placer (aunque ya estaba gozando el tono de sus alaridos la delataba) después se la saqué y se la metí por su otro agujero y la monté como un verdadero animal mientras que yo la daba pequeños pellizquitos en sus pezones duros de pronto sonó la puerta y era su hermana mayor (Eva) que llevaba un buen rato mirándonos la miré y estaba haciéndose un dedo yo no sabía cómo reaccionar y Clara la dijo que se animara y su hermana se acercó y se puso delante de Clara y ésta la empezó a chupar todo el coñete ,Clara con mi rabo en su coño y comiéndole el coño a su hermana mayor ya sólo faltaban sus padres para estar todos. Después cuando Clara llegó a un orgasmo continuo y no paraba de gritar de placer ,cuando se cansó, la hermana dijo que si hacíamos un cambio Clara accedió y yo asentí con la cabeza ,se tumbó boca arriba y con las piernas muy abiertas y se la metí por todo el coño yo noté que éste era algo más grande pero eso no me impidió disfrutar de él, ella me agarró por la espalda clavándome las uñas y diciendo JÓDEME CABRÓN la empecé a embestir y al rato empecé a decir ME CORRO ME CORRO ,llegamos los dos al orgasmo casi a la vez y nos quedamos dormidos exhaustos los tres en la cama.

el amigo resulto ser:

Hola amigos, os voy a contar otra de mis experiencias con nuestro amigo.

Estabamos una tarde en casa tomando unos cubatas y de charla, aunque yo sabia que como otras veces, acabaríamos liados. Así fue, al cabo de un rato, de charla , mi marido empezó a tocarme las tetitas y nuestro amigo hizo lo propio. He de confesar que me encanta que me toquen las tetas y me las coman dos tíos a la vez, y si uno de ellos es mi marido, me pone mas cachonda.

Les agarre el paquete, los dos penes empezaban a crecer, se los saque del pantalón y empece a masturbarles. Como suele hacer mi marido, nos dejo un ratito a solas, el suficiente para que se comiera mis dos tetitas a la vez, abriendo su boca, chupándolas y mordiéndome los pezones, hasta hacerme daño.

Cuando mi marido apareció, le estaba haciendo una pajita a nuestro amigo. Me puse de rodillas en el suelo y empece a chupar sus dos pollas. Fue maravilloso, siempre quise hacerlo, como en las pelis porno. No olvidéis que cuando estoy muy cachonda, soy un poco putita.

Les juntaba el capullo y las chupaba las dos a la vez, luego mientras masturbaba a uno con la mano, el otro me la metía en la boca hasta la garganta. Mi marido se estaba poniendo a cien y no tardo en ponerme a cuatro patas y empezar a follarme. Yo tenia la polla de mi amigo a la altura de la boca, por lo tanto solo podía ponerme a chupar y chupar. Me la metía hasta dentro, me la sacaba y con mis labios le recorría el capullito. El me agarraba de la cabeza, mientras que mi marido no paraba de follarme y golpearme contra el. Os aseguro que es una gozada, y una vez lo pruebas, tienes que volver a repetirlo.

Notaba mi coño empapado, sonaba cada vez que mi marido empujaba. Estaba a punto de correrme, cada vez me follaba con mas fuerza y yo chupaba mas y mas. Mi marido y yo ,nos corrimos a la vez, pero a nuestro amigo le faltaba un poquito. Después de que mi marido me la sacara, me dedique solo a el, mientras mi marido se acariciaba la polla y nos miraba.

Me encargue de que se corriera a gusto, me la restregaba por mi cara, me la volvía a meter en la boca, hasta que me agarro del pelo y con toda la polla dentro de mi boca, se corrió...,note todo el chorro en mi boquita, se me salía por los lados. No os podéis imaginar la cara de gusto de nuestro amigo.

Así acabamos esa noche, satisfechos los tres y con ganas de descansar. Esta es una de esas noches locas, pero no la ultima.

Besos.

menuda jefa

-Esto no puede seguir así, Morales. Hay que tomar medidas drásticas. No está usted a la altura de las circunstancias, está claro que su puesto le viene grande. No hay más que ver el balance del ejercicio correspondiente al año saliente. Compárelo a simple vista con el del año anterior, y comprenderá porqué le he convocado. Es obvio que algo no va bien. La primera equivocada soy yo, porque yo aposté por usted para darle el ascenso, pero...bueno, no sé, también me interesa su opinión. Qué es lo que está ocurriendo y que cree usted que se puede hacer...

-Señora Pedraza, no voy a ser muy original en mi respuesta, pero es obvio que la crisis...

-Hombre, Morales, no me venga usted con eso ahora...de verdad no tiene argumentos más serios que esgrimir? Que estamos en crisis! También la competencia lo está! Pero mire estos resultados, Morales...usted cree que esto es achacable sólo a la crisis? De verdad cree que en la crisis está la explicación de estas cifras? Señor Morales, yo creo que la lectura de lo que tenemos aquí es otra. Lo que me parece cada vez más notorio es su bajo rendimiento. Me atrevería a decir que su problema concretamente se llama incompetencia.

-Señora Pedraza, por favor, cómo puede usted llamarme incompetente? Pero usted sabe lo que yo me he esforzado para subir la producción en mi departamento? Haciendo horas extras...viniendo a trabajar los domingos por la tarde!

-A mí no me lloriquee así, esto no es el colegio y no está usted hablando con una profesora que le va a regalar un aprobado a cambio de unas lágrimas y unos pucheros. Esto es una empresa, señor Morales y aquí se viene a producir. Tenía usted un compromiso adquirido; el de incrementar los beneficios en un 200% y nuestras ganancias han caido en un 75. Eso no se arregla con llantos, Morales.

-Señora Pedraza, hay elementos en la coyuntura que yo no puedo controlar...

-Hay elementos en la coyuntura, hay elementos...pero con quién cree usted que está hablando! Con cualquier imbécil que se cruza por la calle? No me maree usted con terminologías baratas de tertuliano de medio pelo. Pero bueno! Cree usted que tengo tiempo para soplapolleces de esa catadura? Esto no es la cafetería, Morales. Esta es una reunión seria. Quiero respuestas plausibles. Si usted ni siquiera es capaz de localizar el problema y dar una solución, váyase a su despacho y redacte su carta de dimisión.

-Señora Pedraza, por favor, yo creo que todo esto...

-Estoy hasta la coronilla de sus balbuceos. Salga de este despacho inmediatamente o llamaré a seguridad...quiero su dimisión antes del mediodía. Mañana nombraremos a un nuevo jefe de departamento y encuanto a usted...trataremos de llegar a un acuerdo razonable para que abandone la empresa.

-Pero señora Pedraza...

-Buenos días, señor Morales...esta reunión ha terminado.

Ya venía yo venir esta situación hace tiempo. Joder. Pues sí que me había salido un buen grano en el culo, con el ascenso. Y la Pedraza, además es una cabrona...qué tía, yo no sé por qué me tiene tan cruzado. Es tremendo, pero el despido me parece una bendición, hasta tal punto era desesperada mi situación. No, si al final va a ser que la Pedraza me propuso para jefe de departamento precisamente para librarse de mí, y no porque me creyera una persona capaz de ocupar el puesto. Sabía que yo me iba a estrellar y claro, como no me pueden degradar, si me destituyen me despiden. Qué cabrona! Sí que es maquiavélica la elementa esta, sí. Bueno, con un poco de suerte no me la volveré a encontrar nunca más. Lo jodido va a ser encontrar otro trabajo, eso sí que va a ser difícil con la que está cayendo. Y más difícil aún encontrar una empresa con las condiciones de esta, que a fin de cuentas debe ser de las que mejor pagan en el sector. Mi mujer ya me lo había dicho "jefe de departamento tú? A ti lo que te están es haciendo la cama!" Pues me jode, pero tenía razón. Esa es otra. El disgusto que se va a llevar. Y la bronca que me va a caer. Como siempre que tiene razón en algo y no le hago caso. Pero es que es tan pesada, joder, y además siempre anda augurando desgracias. Como cuando me apunté en aquella liga de fútbol sala "Pero tú, hombre de dios, a tus años jugar al fútbol sala...que vas a cumplir cuarenta y cinco, Alberto!" bueno, en el primer partido ya me lesioné "Ves? Si ya lo sabía yo! Es que eres un descerebrado!" Vaya bronca, dios mío, yo pensé que me pedía el divorcio...vamos a ver cómo redacto yo la carta de dimisión...cómo empezar? "estimados"...o quizá "muy señores míos"...uff, no...estimados, desde luego no, que les den por culo a todos, que vamos, cuando salga de aquí por última vez, que será antes de el viernes con un poco de suerte, el corte de manga que les voy a dedicar va aser antológico. Pero muy señores míos, es como muy anticuado y encima suena servil..."muy señores míos, que les den por culo a todos"...pffff...jajaja....por falta de ganas no será que no escribo esto, pero en fin..."muy señores míos, son ustedes unos putos negreros y unos hijos de la gran puta, yo me piro, ahí os quedáis camarilla de explotadores infames, espero no volver nunca más, y como vuelva será para tirar un cóctel molotov contra el despacho de la Pedraza"...jejejeje...concéntrate, Alberto, concéntrate...sí que me gustaría hacerle una buena putada a la Pedraza, joder...pincharle las ruedas del coche, rayarle las ventanillas, yo qué sé...es una pena que no nos hayamos llevado mejor, mira que está buenorra. Pero enfin, qué le vamos a hacer. Es un mal bicho, me cuesta creer que pueda tener amigos o pareja. Si tiene pareja, seguro que le evalúa los coitos...jajajaja...qué está ocurriendo, Suárez...ha eyaculado cinco segundos antes que la última vez...su rendimiento está bajando....jajajaja...bueno, vamos a la faena, que nos van a dar las dos y yo quiero terminar cuanto antes con este asunto.

-Adelante?

-Buenos días, señora Pedraza

-Buenos días, niñito de mamá

-Perdón?

-Ven aquí con mami, anda...

-Cómo???

-He pensado que lo del balance se puede arreglar. Sí hay algo que usted puede hacer, Morales.

-Bueno, yo todo lo que pueda estar en mi mano...

-Ven aquí, mi niño

-Señora Pedraza, ocurre algo? Me va usted a perdonar, pero o está usted bromeando y yo no le sigo...

-Ven aquí, anda, ven...

-Señora Pedraza, me temo que me va a tener que explicar de qué va esto...porque yo, me confieso desconcertado...mi niño?

-Ya le he dicho que hay algo que usted sí puede hacer...y lo va a hacer...si quiere seguir en esta empresa, claro.

-Pues verá, yo haré encantado lo que haga falta hacer...pero...

-Ven!

-Señora Pedraza...pero...por favor...suélteme la oreja!

-Bájate el pantalón

-Qué??? Oiga, no se confunda...

-Así me gusta, el culito al descubierto, para llevar los azotes de mamá. Y no grites tanto, que se van a enterar en toda la oficina.

-Señora Pedraza...dudo que los azotes tengan efecto alguno en los números de la empresa....

-Ssssh...sin rechistar! Ahora súbete los pantalones, venga...siéntate aquí

-Cómo??? Esto es ridículo...pero...a qué juega? Oiga, yo he traido mi carta de dimisión, se la dejo sobre la mesa y me voy

-Tú no te vas hasta que yo te lo diga. A ver, móntate en las rodillas de mamá

-Señora Pedraza!!! Señora Pedraza, suélteme, se lo ruego. Pero qué hace? Pare de mover las piernas

-Cállate, nene. Yo sé lo que te gusta.

-Bueno, ya está bien! Esto no tiene gracia. Y, por cierto...

-Ssssh...! Relájate y disfruta...a todos los niños les gusta montar a caballito

-Pero hay un pequeño detalle, que yo no soy un niño y tengo mi dignidad

-Tú eres mi niño y lo vas a ser hasta que yo lo diga, si quieres conservar tu puesto. Uy, se te está poniendo dura. Ves cómo te gusta? A Poveda, el de la sucursal de Huelva también le encanta que se lo haga.

-A Poveda???

-A ver, vamos a sacar esa pollita y te la froto, vale?

-Ah...ah...aaaaah...aaaaaaaaaaaaahhhhhh!!!! Señora Pedraza...aaaaaahhhh!!!

Hoy me espera una jornada dura, hay reunión con unos clientes Irlandeses, enfin, yo creo que podían perfectamente prescindir de mi presencia y, sinceramente, tengo cosas más importantes que hacer. Que llamen a Carballo para la reunión, que ese sabe inglés, o al menos eso dice él, y además a ese sí que le hace ilusión ir a ese tipo de cosas. A mí lo de las reuniones con los clientes no me gusta nada y prefiero estar en mi despacho, trabajo no me falta. Pero cualquiera le rechista a la Pedraza. Además, hay que tenerla contenta, que si no me fulmina. Espero que hoy no me dé mucho la brasa. Todos los días me llama una media de cinco veces a su despacho, pero hay días que es peor y me llama ocho o nueve veces en un día. Hay quien ya sospecha algo.

lunes, 25 de mayo de 2009

mi primita

Yo desde que tenia seis años me la garchaba a mi prima, pero despues nada.

Desde el año nuevo del año pasado, o sea 2008, me empezo a interesar, no la habia visto hace mucho, pero esa noche llevaba una pollera ajustada, que le resaltaban las piernas. Ella no era muy atractiva, pero tenia un culo que de a poco se le fue formando, no tenia casi nada de tetas, pero era regordeta y muy linda.

Desde ahi no paso nada, en verano me iba a la casa de mi tia con la escusa de que estaba aburrido en mi casa, pero era para mirarla a ella. Un dia era de noche y me estaba llendo y mi tia me pregunto si me queria quedar a comer y le dije que si, despues me pregunto si me queria quedar a pasar la noche y obviamente le dije que si, esa noche dormi en el piso en un mi otra prima chiquita en la parte de abajo y ella en la parte de arriba, aproveche cuando se durmieron todos, para tocarla un poco, me levante y la mire a la cara, que linda que es, estaba destapada, pase mis manos por sus piernas hasta llegar a su concha, estaba con un short ajustado, le toque y era muy suave, no pude evitar masturbarme, me diriji a sus pechos, no tenia casi nada, pero me exitaba el hecho de estar tocando esa parte prohibida, toque sus labios muy carnosos, y me acerque lentamente y los roce con los mios, me calente mas, movi la cama, para hacer que se diera vuelta, y me tire en el colchon se dio vuelta y su cola estaba en frente mio, la toque y le chupe todo el orto, despues me dormi si acabar, despues a las cinco mas o menos, ella estaba en la cama de abajo de frente mio, como para chuparle toda la concha, se la chupe y estaba en posicion para introducir mi pija, lentamente fui acariciando sus shorts con mi verga, hasta que pude acomodarme entre las piernas y su vagina, empeze un movimiento bruzco, y acabe en sus shorts, me fui a domir y ella giro como diciendo:

-terminaste? me duermo...- a la mañana se la veia contenta y feliz.

Despues mando mas historias.

engañando a mama

Ese día llegué más temprano de lo habitual a casa, y saludé como siempre lo hacia : ¡mama! ¡papá!, pero esta vez no hubo respuesta. Extrañado un poco, fui directo a mi cuarto donde dejé mis libros, y después caminé hacia el cuarto de mis padres, donde la puerta estaba entreabierta. Lo que vi, cambió para siempre mi vida. Bueno, no es que un muchacho soltero de 17 años hubiera vivido mucho, pero aquello era increíble : ¡Mis padres estaban desnudos y en ese momento mi padre se disponía a clavar a mi madre!

Me restregué los ojos, como para ver si era cierto, y me acomodé al lado de la puerta, para poder ver sin ser visto, en caso de que alguno de ellos volviera a ver hacia donde yo me encontraba. Mi padre le chupaba las tetas con frenesí, y mi madre le decía, vamos por favor, clávamela ya, ¡no me hagas esperar!

Yo estaba en shock, ver a mi madre desnuda por vez primera (antes la había visto, pero no en una situación como esa), y segundo, verla como una cualquiera, suplicando por una verga, eso era demasiado. Sin embargo, el morbo era demasiado, a mis 17 años, no se tiene la oportunidad todos los días de ver sexo en vivo y en directo, y a sólo unos pasos de distancia, incluso aunque se tratara de mis padres, la situación era demasiado morbosa para cualquiera. El caso es que decidí quedarme a ver el espectáculo. Después de que mi madre le había pedido a mi padre que la clavara, él la complació. Sin ningún miramiento la ensarto completamente, los ojos de mi madre se abrieron como platos y empezó a gemir mas fuerte, entonces rodeó a mi padre con sus piernas y se acompasaron en el ritmo de las embestidas (era obvio que los años de follar los hacía compenetrarse de inmediato), todo iba muy bien, hasta que al cabo de no más de 2 minutos, mi padre empezó a resoplar más fuerte, sus embestidas se hicieron más rápidas y más enérgicas, y de pronto todo terminó.

Él se desplomó encima de mi madre, y ella le decía : no, no, no, por qué siempre es así, siempre me dejas caliente, ¡sólo piensas en ti! A lo que mi padre respondió : lo siento, estoy muy cansado, ¿qué quieres que haga?

Mi madre entonces, lo empujó hacia un lado y se levantó rápidamente, en ese momento, yo salí disparado para la parte de enfrente de la casa, y haciendo como que estaba entrando en ese momento, grité mis habituales saludos. Mamá me respondió desde su cuarto, ¡ya vamos! Yo me dirigí hacia mi cuarto y no salí hasta que me llamaron para cenar. Tenía demasiado en mi cabeza.

A esas alturas, las pocas experiencias sexuales que había tenido no habían sido todo lo placenteras que hubiera querido, además el problema de papá, parecía hereditario. Me propuse entonces vengarme de los dos: de papá por haberme heredado esa inutilidad en el sexo, y de mamá por todas las veces que me había reñido. Ya tenía un plan y lo pensaba poner en practica esa misma semana.

Papá trabajaba los sábados en la mañana en la oficina, y regresaba hasta las 2 o 3 de la tarde, por lo cual tenía suficiente tiempo para completar mi meta : ¡FOLLARME A MI MADRE !.

A pesar de que acostumbramos desayunar juntos el sábado, ese día no me levanté de la cama. Esperé que papá se fuera y cuando oí el ruido del coche alejarse, me desnudé por completo y me cubrí sólo con la sabana, y esperé.

Como a los veinte minutos (tal y como lo había imaginado), se apareció mi madre, recién bañada y perfumada y una bata sencilla que usa ella para andar más cómoda en la casa. Me preguntó que si estaba bien, que por qué no había ido a desayunar con ellos. Yo le dije que me sentía muy mal, pero que no podía decirle de qué se trataba, pues me daba mucha vergüenza.

-Vamos, soy tu madre y siempre nos hemos hablado con franqueza, dime qué tienes. -Pero, prométeme que no te vas a reír. -¡Prometido! dijo, alzando su mano derecha. -Bueno, lo que pasa es que (hice una pausa, respiré hondo) lo que pasa es que yo (volví a suspirar, ¡qué hijueputa que soy!) y se lo solté de una sola vez : mamá, creo que tengo problemas con el sexo, pues las veces que lo he hecho, he durado tanto para correrme, que mi pareja se corre varias veces, y a veces no me da tiempo de terminar, pues todavía estoy empalmado y mi pareja dice que eso no es natural, tu qué crees, mama, ¿crees que soy alguna clase de bicho raro? ( y al decir bicho, gemí un poco, como queriendo llorar).

Mi madre no sabía qué decir, pero al rato reaccionó y me preguntó: oye hijo, y como cuánto duras tú, ya sabes, haciéndolo. Yo le traté de responder con la mayor naturalidad del mundo (como quien cuenta las noticias): mamá, duro en promedio 2 horas. A veces he durado menos, pero en promedio 2 horas.

-2 ¡HORAS ! preguntó mi madre, y se llevó una mano a la boca, como tapándosela. -Sí, mamá, es eso malo. -¡Hijo, no creo que tengas nada de que preocuparte! En ese momento advertí que había un cierto brillo en sus ojos, que nunca había visto antes, y al bajar la vista, me fijé en que sus pezones se marcaban totalmente en su bata, ¡mi mama estaba excitada! ¡y era por mi! Decidí ir al todo por el todo y agregué:

-Sí, mamá, incluso eso me trae problemas, pues a veces cuando me levanto estoy empalmado y como duro tanto, tengo que esperarme mucho rato para poder bajar con ustedes. -Ahora mismo..., ¿estás excitado? me dijo con una mezcla de turbación y excitación que me terminó de decidir. -Sí, mamá, mírame! Al decir esto, aparté la sabana que me cubría y dejé al descubierto mi pene que estaba excitado al máximo, imponente, majestuoso, incluso tenía el glande humedecido con líquido preseminal. Cuando volví a ver a mi madre, ella se acariciaba uno de sus pechos. Suavemente dirigí su mano libre hacia mi pene, ella no se opuso, creo que la excitaba la idea de pasar 2 horas haciendo el amor, aunque fuera con su hijo.

Lentamente empezó a subir y bajar su mano a lo largo de mi pene, lo miraba fijamente, con placer. Yo por mi parte, en un dos por tres le quité la bata que tenía puesta, y sin darle tiempo a reaccionar le empecé a chupar las tetas. ¡Qué tetas mas ricas las de mi madre! Y ella empezó a gemir, yo le apretaba las tetas, se las sobaba, se las chupaba, y al mordérselas un poco, me di cuenta que eso la ponía a mil.

Pero no quería entretenerme más en preliminares, debía poseer a mi madre de una buena vez, no quería dejarla pensar y jugarme el riesgo de que se arrepintiera. Bajé mi cabeza aún más y le besé el vientre, mientras que al bajar mi cuerpo le separé las piernas, volví a acomodarme arriba, como para seguir chupandole las tetas, pero en realidad lo que estaba haciendo era acomodándome mejor para penetrarla, mientras chupaba sus pechos con más fuerza y le daba pequeños mordiscos, con las manos le separé las piernas, ella no se dio cuenta de este movimiento (o no se quiso dar cuenta) y con mi mano derecha guié la punta de mi glande hacia esa fuente de calor que me llamaba, que pedía ser llenada, y cuando dejé de jugar con sus pechos, la miré fijamente a sus ojos, ella abrió sus ojos y me miró, extrañada, de por qué me había detenido, y en ese momento empujé con fuerza, hasta el fondo, como si la vida se me fuera en ese esfuerzo. Ella abrió más sus ojos (igual que lo vi hacerlo con papá) y me abrazó, y empezó a darme besos en toda la cara.

Al fin estaba adentro de su cálida y húmeda cueva, ¡cuánto tiempo había esperado por este maravilloso momento! Había fuego en la mirada de mi madre, se pasaba la lengua por los labios, pensando en el banquete que se iba a dar. Por fin podría dar rienda suelta a todos sus deseos reprimidos y sentirse libre, al fin.

Yo aproveché y empecé el metesaca, primero muy rápido (estaba muy excitado) y después un poco más lento, tratando de controlar y alargar al máximo el placer de la penetración.

Al cabo de dos minutos, (incluso creo que no llegaron ni a cumplirse), le di dos violentas embestidas, y derramé toda mi leche en su interior. Ella, que estaba comenzando a disfrutar, me miró extrañada, y me reclamó : ¿Qué es esto? ¿No es que durabas 2 horas? a lo que contesté mientras sacaba mi pene chorreante de su acogedora gruta:

- Lo siento mama, creo que es un problema de herencia. Y a menos que quieras que papá se de cuenta de esto, creo que no te queda más remedio que aceptarme como tu amante, ¡aunque el que goce sea sólo yo! ¡Te amo, mama!

- Eres un hijueputa, dijo resignada.

yo de visita en casa de mama

La historia que voy a contar es totalmente real y a pesar de que ya pasaron varios días del suceso todavía tengo dentro mío un dejo de culpa y a la vez excitación.

Como decía esto sucedió hace unos días atrás estando en casa de mi madre. Voy a contar un poco mi situación. Soy el segundo de tres hermanos, tengo 28 años, mis padres están separados desde hace quince y tanto yo como mis hermanos quedamos en casa de mi padre. Mi madre es una señora de 50 años, tiene unos kilos de más, pero todavía conserva la firmeza de sus carnes, sus muy buenas curvas y un par de tetas de esos que cualquiera se da vuelta a mirar. Muchas veces he visto a amigos míos babearse mirándole ese hermoso par.

Cuando mis padres se separaron mi madre se fue a vivir con un señor que falleció a los dos años y le dejó un par de propiedades y una pequeña renta que le permiten vivir en forma bastante cómoda. Nosotros solemos visitarla semanalmente y a veces nos quedamos a pasar varios días con ella.

Resultó que yo había ido a pasar una semana a su casa ya que me iba a adaptar a la casa porque mi madre se iba unos días de viaje y yo me iba a quedar al cuidado de la casa.

Mi madre se iba de vacaciones a Brasil y a pesar de que me había invitado a acompañarla a mí no me llamaba la atención ir con ella ya que si bien las playas son hermosas ir con mi madre me resultaba aburrido.

Estábamos pues en su casa cuando mi madre me mostró los trajes de baño que se había comprado para el viaje. Entre ellos había uno que era de dos piezas que le quedaba muy, pero muy bien. Su redondeado culo se le marcaba a la perfección y sus dos enormes y deliciosas tetas casi se le escapaban del sutién.

A mi la situación me gustaba mucho y me empezó a excitar. Al principio no quería prestar atención a este hecho ya que se trataba de mi madre y pensar en ella como una mujer, era para mí algo totalmente prohibido.

Luego del desfile privado de modas que me ofreció mi madre, se sentó a mi lado a conversar. Debo confesar que mi mente estaba en otra cosa, que no hacía más que pensar en ese par de tetas que se me ofrecían abiertamente y que estaban al alcance de mi mano y a las cuales no podía tocar ya que eran (hasta ese momento) prohibidas para mí.

Lo cierto es que la conversación derivó, o mejor dicho yo la llevé a que en las playas de Brasil se practica el topless con total naturalidad. Luego de hablar un poco del tema mi madre preguntó si me parecía que ella podría hacerlo sin pasar vergüenza.

A esto yo respondí que sí. Que tenía unos pechos espectaculares para su edad y que de ninguna manera pasaría vergüenza. Ella no quedó muy convencida con mis palabras. Decía que era bastante mayor, que el lugar estaría seguramente lleno de mujeres jóvenes y que sus pechos no estaban a la altura de los de las jóvenes.

Yo insistí y ella me preguntó nuevamente y para dejarlo en claro le dije: "mira, si yo tuviera delante de mí a ti y a alguna otra seguro que me deleitaría viéndote a ti y no a otra".

Dices eso porque eres mi hijo, dijo mi madre. Yo insistí y dije: "mira ya las estoy disfrutando ahora con lo que se puede ver, así que cuanto más lo haría de verlas totalmente desnudas".

Mi madre se sonrió y se sonrojó. Yo aproveche y lancé mi pedido: "¿Por qué no te animas y me muestras a mí? Prometo darte una opinión sincera y si no te queda bien te lo haré saber",

Mi madre se sorprendió por mi pedido y dijo: "Me da un poco de vergüenza estar prácticamente desnuda frente a mi hijo".

"Haz de cuenta que estás en la playa y que me encuentras de casualidad".

Mi madre sonrió nuevamente y me dijo "ya que estás tan entusiasmado, voy a ir a mi cuarto y me quito el sutién y si me veo bien, me animo y vengo caminando para aquí como si fuera en la playa".

Muy bien dije. Recuerdo que los dos minutos que demoró me parecieron una vida. Mi corazón latía a mil y por mi cabeza pasaban ideas acerca de la mujer que vería, no de que fuera mi madre.

Por fin mi madre volvió al salón y muy tranquila me dijo: ¿Qué tal? ¿Qué te parece?

Estaba sencillamente divina, se había puesto otro bikini que tenía que era un poco más chico que el anterior y sus pechos se veían formidables y más que apetecibles.

Demoré en contestar y ella preguntó nuevamente "¿Qué te pasa, están tan mal?.

Ahí por suerte reaccioné. "No al contrario están muy bien. Nunca me imaginé que mi madre fuera una mujer tan apetecible". Sus pechos estaban enteros, enormes como siempre y con un detalle que yo no conocía unos pezones muy grandes y que comenzaban a ponerse erectos.

"Mira las cosas que dices, recuerda que soy tu madre. ¿acaso nunca has visto una mujer?".

"Mujeres he visto varias, pero ninguna con unos pechos como los tuyos y con un cuerpo tan excitante como el tuyo", contesté. Hacía un par de semanas que no tenía sexo y mi mente ya se había disparado para cualquier cosa. Mi pija comenzó a crecer y crecer y a apretarme dentro de mis pantalones. Mi madre lo notó y dijo: "bueno, bueno, veo que en verdad te han gustado y que ya no eres el bebé que alimenté con ellas".

Yo a esta altura no aguanté más y le pedí me dejara tocarlas con la excusa de saber que tal estaban al tacto. Mi madre pareció un poco confundida por mi pedido pero aceptó.

Comencé con unas suaves caricias, ella se sonrió y yo dejé las caricias de lado para pasar a un manoseo ya bastante descarado. Ella se puso colorada y sus pezones estaban enormes. Dijo "¿qué haces?, me estás poniendo rara. Hace mucho que un hombre no me toca."

Al escuchar esto la acerqué un poco más a mí y comencé a besarlas, de a poco y lentamente, hasta que me metí un pezón en la boca y lo chupé como un desesperado. Mi madre había comenzado a gemir y suspirar. Con sus dos manos apretó mi cabeza contra sus pechos y me pidió que siguiera.

Yo seguí y empecé a pasar mis manos por todo su cuerpo. Ella posó una de sus manos sobre mi pija y la apretó fuertemente. Fue ahí que me abrí el cierre saqué mi pija y le pedí que me la chupara. Ella dijo "esto no está bien", a lo que contesté besando y apretando aún más sus pechos. Luego le dije "somos un hombre y una mujer en una playa, que desean disfrutar de sus cuerpos". Ella sonrió y me dijo "sos divino". Y luego de esto bajó hasta mi pija y lentamente comenzó a besarla para luego meterla en su boca. Comenzó a hacerme una mamada espectacular. No podía creer que mi madre la chupara de esa forma. La chupaba como si fuera lo último que iba a hacer en su vida. La metía en su boca hasta tragarla toda, luego la sacaba me besaba y mordisqueaba la cabeza y luego adentro otra vez. En un momento paró y me preguntó: "¿Te gusta?, quiero que lo disfrutes al máximo, tanto como yo". Esto me abrió el camino para pedirle que pare para quitarme toda la ropa y para quitarle el bikini a ella. Accedió sin reparos. Ahora ya no éramos madre e hijo, éramos dos amantes que se deseaban y deseaban gozarse mutuamente.

Una vez que me quité la ropa me tiré en el sofá para estar más cómodo mientras ella sequía con la mamada. Mi madre volvió a mi pija y su boca a hacer maravillas con ella. En determinado momento paró y me chupó los huevos y me dijo "cuando vayas a acabar avísame". No demoró mucho en llegar este momento y si bien quería que siguiera chupándomela por un buen rato más, también quería acabar. Así que le dije "ya casi mamá". En ese momento ella paró metió un dedo en su boca y me lo metió en el culo y comenzó con la mamada nuevamente. En pocos segundos descargué toda mi leche acumulada durante varios días en su boca. Ella la tomó toda y me dijo: "vamos al cuarto, que yo también quiero acabar". Fue la acabada más linda que tuve en mi vida, nada se compara a ésta.

No levantamos del sofá y caminamos hasta el dormitorio, ella me agarró la pija como si fuera la mano y me condujo al dormitorio. En el camino me dijo: "nunca pensaste que tenías una mamá tan caliente y tan putita. Espero que puedas llevarme el ritmo, porque cuando alguien me calienta lleva mucho para que me saque la calentura". "Espero poder complacerte en todo lo que pueda" dije yo.

Entramos en el cuarto y ella se tiró en la cama, yo me puse encima de ella y comencé a besar sus pechos lentamente, bajé a su concha y comencé con una chupada a full. Mordía su clítoris, lamía sus labios y metía mi lengua y mis dedos en su empapada concha. Primero uno, luego otro y al final tres más mi lengua. Ella gemía, me apretaba a cabeza contra su concha. Se notaba que estaba gozando y mucho. De pronto un dulce líquido inundó mi boca, iba acompañado de un suspiro largo y aliviado.

"Ahora te quiero adentro" dijo. Yo sin dudar coloqué mi pija en la entrada de su concha y de un solo empujón la enterré a fondo en su húmeda vagina. Comencé a bombear y a besarla. En nuestras bocas se mezclaron los sabores más íntimos de los dos. Ella suspiraba y se movía como loca. Casi enseguida lanzó un grito y su cuerpo se volvió a aflojar. Para mi era maravilloso poder hacer que mi madre tuviera esos orgasmos. En determinado momento me dijo que parara, me dijo que me acueste en la cama y ella se montó sobre mí con una agilidad inusitada. Se colocó mi pija en su concha y se dejó caer, comenzó a cabalgarme y se tiraba hacia atrás. Yo con mis dos manos apretaba y sobaba sus hermosas tetas que habían desencadenado todo. De pronto comenzó a agitarse aún más y sentí en mi pija sus jugos. Sin duda había vuelto a acabarse. Fue entonces que me dijo: "ahora cabalgame vos". Salió de encima mío y se colocó con todo su hermoso culo a mi vista. Yo me coloqué atrás y volví a enterrar mi pija en su concha. Nada más hacer esto ella tuvo otro orgasmo. Comencé con el vaivén cada vez más rápido y cada vez ella me pedía más y más fuerte, hasta que no pude más y me acabé. Ni bien acabé ella se corrió y comenzó a chupar mi pija y los restos de mi acabada y a pasarla entre sus tetas.

Quedamos los dos tendidos en la cama en silencio. Luego de un rato ella comenzó a reír y me dijo "nunca pensé en que terminaría cogiendo con uno de mis hijos. Es que la abstinencia te lleva a que hagas cualquier cosa. No quisiera que nuestra relación cambie a partir de ahora. Seguirás siendo mi hijo y yo tu madre. Pero cuando vengas a quedarte lo harás en esta cama y junto a mí. Quiero que seas mi hombre también y yo seré tu hembra y vamos a poder hacer todo lo que quieras. Creo que como amantes nos entendemos y muy bien."

Yo sólo atiné a decir sí.

Pasamos el resto del día y de los días siguientes hasta su viaje cogiendo como animales. Incluso me dijo de ir con ella al viaje como si fuera nuestra luna de miel. También me invitó a irme a vivir con ella, pero habría que dar muchas explicaciones.

Ahora estoy un poco arrepentido de lo que pasó. Sobre todo por lo que pueda pasar a su regreso. No está bien lo que hicimos pero a mí me gustó y tengo ganas de repetirlo. Veremos que pasa a la vuelta de su viaje.

mi madre que madre

mi madre un polvo



Mi hermana se inclinó para besarlo con el rostro casi desfigurado por la calentura y cuando desapareció en su boca mi madre se agitaba como enloquecida de placer y yo no pude ver más porque la Eloisa me estaba montando como loca haciéndome gritar de gusto y es lo último que recuerdo conscientemente porque después la locura del deseo me hizo entrar como en trance
Marina es una mujer físicamente atractiva. Sin embargo ella parece ignorar esa cualidad y habla de cualquier otro tema como si quisiera voluntariamente ignorar ese tipo de atributos. Es como si se avergonzara de ser hermosa. A mi me habría gustado tener su figura, sus movimientos graciosos y su rostro bonito, pues no soy agraciada en exceso aunque dentro de mi cuerpo un torrente de pasión se mantiene inalterable. Ha de ser por esos caracteres opuestos que somos dos hermanas muy unidas como si cada una tratara de encontrar en la otra su perfecto complemento y aunque yo soy quien contará lo que está sucediendo, la verdad es que hablo en nombre de las dos.

Era evidente que nuestro tío Samuel pretendía a nuestra madre cuya viudez exuberante pedía a gritos la satisfacción de podría darle un hombre como mi tío y aunque mi hermana y yo veíamos con buenos ojos aquella posible relación la verdad era que nada nos podía demostrar que aquello se hubiese consumado. Habíamos examinado el cuarto de mamá con todo detalle sin dejar rincón por explorar sin que nada nos dijera que en ese cuarto podría haberse desarrollado intensas sesiones de sexo y en el cuarto de mi tío por su lado ni siquiera una fotografía ni una carta ni nada que delatara una relación entre ellos más allá de lo puramente formal. En tono de broma habíamos tratado de obtener de parte de Eloisa, la empleada de la casa, alguna información confidencial, pero ella nos afirmó con vehemencia que a su juicio, nuestras ideas eran una pura locura pues ella nunca había observado nada al respecto. Lo que más nos intrigaba era que en realidad mi madre, una mujer de gloriosos 40 años, lucía en todo momento como una mujer satisfecha y feliz como si ni su mente ni su cuerpo tuviesen carencia alguna en el plano sentimental ni erótico.

En eso estábamos cuando mi hermana me contó con mucha parsimonia como correspondía a su carácter, que habiendo despertado a media noche había escuchado ruidos sospechosos en la planta alta de la casa y que juraba que había visto a mi madre subir las escaleras que conducían hasta la espaciosa mansarda en que se guardaban esos muebles antiguos y todo lo que estaba ya desechado. Mi imaginación comenzó a girar en forma acelerada y mil imágenes imposibles y candentes poblaron mi mente, porque de inmediato todo pareció calzar a la perfección y estaba segura y convencí a mi hermana que habíamos descubierto el lugar secreto en que mi madre y su amante se entregaban a las delicias de un sexo que ellos seguramente querían ocultar de nosotras. Si bien mi hermana fue reticente al comienzo, logré convencerla que la noche siguiente nos ocultáramos en la pieza abandonada para poder observar de primera mano lo que allí estábamos seguras se desarrollaría.
Esa noche nos acomodamos entre las frazadas extendidas en el suelo y estábamos allí ya hacía más de una hora sin que nada sucediera, pero a los pocos minutos la puerta se abrió lentamente y la figura esbelta de mi madre se perfiló claramente a pesar de la penumbra.
Ella caminó con seguridad hacia el extremo del amplio recinto y comenzó a acomodar en el suelo un sin fin de frazadas y plumones sobre los cuales imaginamos se entregaría al sublime ataque de su amante que no tardó en aparecer en escena. El recién llegado fue más cauteloso de modo que nos escondimos un momento y solo cuando llegó junto a nuestra madre nos atrevimos a retomar nuestros puestos de observación. Mi madre se desnudó completamente extendiéndose sobre el improvisado lecho dejándonos por primera vez contemplar su cuerpo voluptuoso cuyos pechos redondos y tersos apuntaban al cielo y sus muslos se separaban para dejar a la intemperie su tajo rosado y delicioso en medio de su sexo poblado de vellos rubios reluciente de humedad.
Fue tan impactante la visión de esa mujer desnuda que busqué la mano de mi hermana en la oscuridad tan solo para comprobar que estaba nerviosa y caliente como la mía. Fue en ese momento que la figura que estaba de rodillas ante mi madre se inclinó deslizando su rostro entre sus muslos llegando hasta su sexo y pudimos darnos cuenta que ese cuerpo moreno de larga cabellera pertenecía a Eloisa. Lo que sucedió en seguida desencadenó en nosotras un torrente de sensaciones calientes desconocidas porque la escena era de un contenido erótico mortífero.

Mi madre se entregaba a los placeres que le proporcionaba su empleada con la cómplice ayuda de la soledad que ella creía disfrutar mientras su morena amante hacía prodigios con su lengua en el interior de su vagina seguramente incandescente. Los infernales besos de Eloisa ocasionaban contorsiones de placer en mi madre, que levantaba los muslos mientras le hablaba como si necesitara descargar en las palabras parte de la pasión endiablada que la consumía… sigue negra querida, vuélveme loca… por favor sigue… entra…ahí, sigue más, por favor…no te detengas… busca en mi lo que deseas… vamos entra… más entra más…

Mi hermana estiró una de sus piernas desnudas entre mis muslos y llegó a tocar mi sexo con su pie por encima de mis bragas y yo me acomodé de forma de hacer presión para que el contacto fuese aún más intenso. No podíamos hacer muchos movimientos porque podríamos ser descubiertas pero este contacto aceptado por las dos nos encendió hasta límites insospechados mientras observábamos como la lengua de Eloisa hacía descargar a mi madre uno tras otros sus orgasmos desesperados.

Ahora mi madre tenía la cabeza de Eloisa entre sus manos y la presionaba sobre su sexo con movimientos de vaivén con tal calentura que la morena se deslizó hasta montar totalmente a la mujer y ahora se corrían abrazadas mientras sus besos ahogaban los gritos de placer que seguramente habrían emitido como un par de yeguas desesperadas. Luego de un momento de reposo Eloisa se puso de pie y cubriéndose con su abrigo abandonó rápidamente el cuarto. La rubia se puso su camisón de noche y siguió el mismo camino.

Nosotras mientras tanto como obedeciendo a un acuerdo tácito, apenas se cerró la puerta tras ellas nos fundimos ya sin ningún cuidado en un abrazo frenético besándonos como locas y dejando que la calentura acumulada hiciera presa de nuestros cuerpos, nos acostamos ahora sin recato alguno sobre las frazadas buscándonos bajo la ropa tratando de destrozar nuestras bragas mojadas, hurgando entre los labios de nuestros sexos como tratando de encontrar algo que no sabíamos que era pero sabíamos que estaba allí hasta que nos invadió el más violento de los orgasmos que aceptamos con deleite inusitado.

Al día siguiente un panorama completamente nuevo se había abierto para nosotras. Ahora entendíamos el origen de la placidez y la satisfacción de nuestra madre al mismo tiempo que su natural indiferencia por el tío. Por otro lado las características de su relación con Eloisa habían abierto en nosotras una inquietud y una curiosidad cuya primera manifestación había sido nuestro mutuo encuentro nocturno. Desde ese momento mi relación con mi hermana se tornó fluida y ardiente. Comentamos en detalle lo que había pasado y todas las posibilidades que ahora se nos abría en el plano erótico. El cuerpo moreno y ardiente de Eloisa era nuestro centro de estímulos y nos calentábamos a mil al recordar las formas de sus nalgas, sus pechos morenos que suponíamos de una dureza ardiente y sobre todo la pericia de su lengua. Fue así como nos decidimos a hacer lo que haríamos esa noche.

Esperamos pacientemente que nuestra madre desapareciera en la escalera y cuando vimos subir a Eloisa nosotras nos encaminamos calmadamente al cuarto vacío de la criada. Sabíamos que teníamos al menos unos treinta minutos para estar allí. Lo primero que nos llamó la atención fue percibir que el cuarto estaba impregnado del perfume de mamá. Seguramente ella se lo había regalado o quizás si se habían acostado en algún momento allí. Había ropa íntima de mamá junto a la de Eloísa y esa intimidad de mujer nos excitó. Nos denudamos y comenzamos a vestir bragas y sujetadores tanto de mamá como de Eloisa. Eso nos excitaba mucho y así vestidas nos acariciamos con pasión y nos besamos metiendo largamente nuestras en lenguas en la boca. Era delicioso. No nos habíamos dado cuenta como había transcurrido el tiempo y cuando escuchamos pasos nos metimos desnudas en la cama de Eloisa y apagamos la luz esperando en silencio.

La mujer agotada seguramente con la sesión de sexo no encendió la luz y despojándose del abrigo se metió desnuda en la cama, En ese momento yo le tapé la boca y la pusimos entre las dos. Al percibir nuestros cuerpos desnudos la mujer aflojó la tensión y se entregó de inmediato. Yo la acariciaba mientras mi hermana le hablaba cosas calientes… Así Eloisa caliente yegúita… únete a nosotras… danos tu calentura grande… pórtate como la putita que eres, mira que te haremos feliz… así ahora… Eloisa ya se había incorporado a nuestro juego. Su cuerpo ardiente nos brindaba el perfume de hembra excitada que nos enloquecía.

La besamos entera, la lamíamos sin dejar ningún rincón sin visitar mientras su lengua respondía buscando en nuestros besos los placeres diferentes que le brindábamos dos hembras jóvenes y así aparecían los orgasmos de cada una en forma cada vez más gloriosa mordiéndonos suavemente los pezones y buscando entre nuestras nalgas zonas prohibidas plenas de placer. La morena mujer era un juguete maravilloso en nuestro poder logrando con ella todo tipo de combinaciones mientras ella nos enseñaba todos los trucos que desarrollaba con nuestra madre. Poco antes del amanecer nos marchamos a nuestro cuarto.

Yo no se si Eloisa había contado a mi madre lo que había pasado la noche anterior en su cama con nosotras pero la verdad era que al día siguiente todo era sonrisa entre ellas que casi sin cuidado ahora se miraban y a veces se tocaban como por casualidad y volvían a reírse. Por mi parte yo estaba francamente caliente con la Eloisa, ahora la miraba sin recato algunos y la visión del perfil de sus nalgas y de sus pechos me tenía latiendo de la mañana a la noche de modo que en un momento determinado sin poder aguantarme le dije que me siguiera y nos metimos juntas al baño.

Allí me saqué las bragas y ella que también estaba ardiendo conmigo, pegó su boca a mi sexo y me sometió a tal tratamiento con su lengua que me corrí en su boca de forma maravillosa haciendo luego yo lo mismo con ella hasta lograr que soltara un líquido denso que me pareció un manjar, luego nos besamos largamente haciéndonos promesas terribles que nos dejaron casi más calientes que antes.

Cerca del atardecer Eloisa nos dijo que quería decirnos algo y por lo serio de su rostro yo pensé que mi madre se había dado cuenta de todo y que pondría atajo a lo que sucedía en su casa. Pero lo que Eloisa nos dijo tan seriamente fue que ella se había dado cuenta que nosotras dos éramos tan calientes y lesbianas como nuestra madre y que por lo tanto lo mejor era sincerar la situación y así poder tirar todas tranquilas. Nos dijo que esa noche ella y mamá iban a tirar en el cuarto de mi madre y que lo mejor era que nosotras fuéramos hasta allá y nos incorporáramos a eso y que ella estaba segura que nada malo pasaría sino todo lo contrario.

Así fue como cerca de la medianoche fuimos con mi hermana desnudas hasta el cuarto de mamá y nos dimos cuenta que ellas ya estaban tirando desde hacía rato pues mamá tenía montada a la Eloisa y levantándole los muslos morenos hasta los hombros agitaba su sexo sobre el de ella mientras Eloisa reía de placer llenando la pieza de alegría mientras que, mi hermana comenzó a pajearse como loca con la escena, tendida en el sofá sin dejar de mirar a mi madre.

El ver como mamá se tiraba a la Eloisa despertó en mi la más frenética de las calenturas porque era justamente eso lo que yo había estado deseando todo el día de modo que me acerqué a la cama de mamá que estaba casi enloquecida de calentura y le dije que quería tirarme a la Eloisa a lo que ella riendo me dijo que sí, que todo estaba permitido…

Eloisa se puso de pie y nos fuimos hasta el sofá donde estaba mi hermana para que nos dejara el sofá, la Eloisa le dijo…

- Vamos anda donde tu mamá que te tiene un regalo delicioso.

Entonces mientras nos tendíamos en el sofá yo vi como mi madre separaba los muslos para mi hermana y vi en su rostro la calentura más grande que había visto y vi que ella se tocaba el sexo y le decía a mi hermana…

Ven amor que esto es solo para ti…

La verdad es que me quedé paralizada al ver que mi madre tenía en el vértice superior de su sexo el clítoris más grande y hermoso que se podía imaginar. Tenía la forma exacta de un pene de unos cinco a seis centímetros, rosado terso y duro que se agitaba como vibrando.

Mi hermana se inclinó para besarlo con el rostro casi desfigurado por la calentura y cuando desapareció en su boca mi madre se agitaba como enloquecida de placer y yo no pude ver más porque la Eloisa me estaba montando como loca haciéndome gritar de gusto y es lo último que recuerdo conscientemente porque después la locura del deseo me hizo entrar como en trance.

Ahora solo se que vivimos un mundo perfecto en que cada una tiene lo que desea y puede darle a la otra cualquiera de nosotros que sea todo el sexo en su justa medida.