miércoles, 30 de marzo de 2016

mi primo que siempre considere un tonto

Todo empezó en un puente de octubre...
Para ponernos en situación, os contaré cómo era antes. Antes de que mi primo me convirtiera en su… bueno, mejor empiezo por el principio. 
En casa vivimos mi madre, mi primo y mis tíos. Mi madre y mi tía son hermanas por lo que nos ofreció vivir con ellos cuando siendo yo pequeña mi padre nos abandonó. Mi tío trabaja en el negocio de las antigüedades y siempre está de viaje por lo que no le importó cuidar de dos personas más. Mi primo sólo es hijo de mi tío, su madre falleció siendo muy pequeño y luego se casó con mi tía. Es cuatro años mayor que yo y tengo muy buenos recuerdos de mi infancia con él, estábamos muy unidos pero cuando empecé el instituto y empecé a conocer a más chicos, se empezó a mostrar distante conmigo por lo que la relación empeoró y nos distanciamos. Realmente, nos hemos criado como hermanos yo tenía unos cuatro años cuando nos fuimos con ellos a vivir y él tendría unos ocho años.
Hace un par de años empecé la carrera con apenas cumplidos los dieciocho y francamente, siempre he estado muy buena, como una vecinita de esas tan de moda ahora en internet por lo que era muy popular entre los chicos (o quizás fuese por mi manera de mamarla, aún no me lo han dejado claro), no tanto con las chicas, bueno… depende de las chicas, siempre me he llevado bien con las que eran tan guarras como yo. Esto es lo que pasó, empecé a salir de fiesta a emborracharme y follar con el primero que pillara; quien dice primero dice segundos, terceros y lo que se pusiera por medio. Disfrutaba mucho de mi sexualidad. O eso creía porque por muy fuerte que me diera el caletón, a veces me preocupaba porque no me corría bien, me faltaba algo… sí, llegaba al orgasmo como cualquier perra pero luego estaba el vacío.
Llegué a pensar que eran remordimientos por ser tan puta, sólo estaba interesada en follar menos por el culo, que por aquella época no me gustaba nada, lo probé una vez y del daño que me hizo aquel bruto, estuve una semana casi sin poder sentarme; luego la cosa mejoró, no sabía cuán equivocada estaba y lo mucho que se puede llegar a disfrutar del sexo anal, pero me estoy adelantado de nuevo, son las ganas de llegar a la mejor parte.
Prácticamente ni estudiaba por lo que acabé repitiendo y la relación con mi madre también se volvió muy tensa, discutía mucho y por todo.
El cambio se produjo en una de mis salidas, me pasé con la bebida y acabé en urgencias, fue mi primo el que me llevó que cabe decir el pobre no es muy agraciado, casi hasta incómodo de mirar con sus gafas de friki y su asma, siempre respirando raro. A veces me daba repelús y aunque íbamos a la misma facultad estaba unos cursos por delante, le quedaba un año para terminar su carrera. Recuerdo que el primer año que entré, para hacerme más popular, me metía con él en plan deporte, como no parecía importarle dejé de hacerlo pero ya tenía mi sitio en la facultad y aunque vivimos en la misma casa hay meses que ni siquiera nos vemos. Tiene su santuario en el garaje, como una frikicueva, con sus bicis y sus cómics. También en eso me equivocaba, las apariencias engañan.
El caso es que ese finde estaba en la mejor fiesta y alguno echó algo en mi bebida, ya ves como si hiciera falta, si con que me enseñarán el condón y el alcohol te hacía la mamada. Total que me sentó mal y empecé a vomitar hasta la primera papilla. No recuerdo ni con quién estaba, estaba fatal. Recuerdo el lavado de estómago y lo mala que me puse. Mi primo no se separó de mí en ningún momento.
A la mañana siguiente, la bronca con mi madre fue épica pero para mi asombro fue mi primo quien me defendió, no entendía lo que estaba pasando. Convenció a mi madre que aquella iba a ser la última vez que me emborracharia y que mejoraría en los estudios y un montón de cosas más que no me acuerdo, entre la resaca y el mal cuerpo hubiera jurado hasta el asesinato de Kennedy si me dejaban dormir.
Durante esa semana que no fui a la facultad, mi primo me estuvo cuidando todo el tiempo. Cuando me encontré mejor pero no recuperada, estuvimos hablando sobre un plan de estudios que íbamos a hacer juntos, se tomaba muy en serio la promesa de mi mejoría en la carrera y aunque me daba grima, estaba agradecida y accedí a comprometerme.

- Te advierto que si no te tomas esto en serio, tendré que tomar medidas.
- Que dices - dije yo -. Voy en serio, estudiaré.
- Así lo espero, no me gusta que las personas me decepcionan. Y por tu bien, espero que no sea así.
- Anda que cosas tienes, cuándo he roto una promesa??
- Querrás decir cuándo has cumplido una promesa.
- Eso no es cierto - eso era completamente cierto.
- Te lo advierto, no juegues conmigo.
- Y que harás?? Castigarme??
- Igual debería. - dijo moviéndose en la silla hacia atrás, lo que produjo que la luz se velara en los cristales, perdiendo por un momento la visión de sus ojos, me dio un escalofrío en la nuca que en ese momento no supe interpretar.
- Vale, te apuesto lo que quieras que me lo tomaré en serio.
- Último aviso, ten cuidado.
- Que no, que voy en serio. - lo decía porque creía que no sería capaz, le tenía por un pringado cobarde. - Di, si pierdo que vas a querer.
- A ti, a mi disposición. - el escalofrío me erizó la piel del cuerpo entero, tenía que haber hecho caso a mi instinto pero viéndolo en perspectiva, estoy plenamente satisfecha con lo que vino después.
- Que friki eres primo, creí que me pedirías raparme el pelo o algo parecido. - me imaginé que quería que le lavase la ropa, poner la mesa o fregar en su turno y cosas así, vamos hacer sus tareas de casa yo en vez de él. También me equivoqué en esto. Acabé haciéndolo por supuesto pero de una manera que jamás hubiera imaginado.
- Pero tengo tu palabra??
- Un trato es un trato, pesado.
- Bueno, bueno. Advertida quedas. Ahora a dormir.
Mi promesa duró lo que tardé en recuperarme. Ese jueves empezaba el puente de octubre y yo no iba a perdérmerlo.
En cierto sentido y después de estar casi cuatro días en cama, necesitaba salir. Mi tío no estaba y mi madre y mi tía tenían planeado un finde solo chicas en no sé qué spa pero que casi se suspende por mi desliz con la bebida de la semana anterior. Si no hubiera intercedido mi primo, se hubieran quedado y sus planes no hubieran salido con él tenía en mente.
Nada más salieron por la puerta, ya me preparaba para salir.
- A dónde vas?? - dijo mi primo detrás de mí.
- Joder, que susto!! - No le oí llegar. - Voy a salir, llevo cuatro días encerrada y necesito despejarme.
- No me parece bien pero lo entiendo. Procura no volver muy tarde.
- Claro. - dije y pensé que él no era mi dueño.
Al salir, me fijé en que había preparado la mesa del salón con cuadernos y bolis y un par de tablets para estudiar, creo que había hasta gominolas. Pensé “pobre, que iluso” y me marché.
Serían sobre las cinco de la mañana del día siguiente viernes cuando aparecí por casa, borracha de nuevo y sin braguitas.
Él empezó a echarme la bronca pero como estaba tan borracha, me dormí mientras me regañaba.
Cuando me desperté, viernes por la tarde, con un resacón del quince, estaba atada por los tobillos y las muñecas a lo que parecía una silla. Parpadeé por la luz y la resaca y miré a mi alrededor, estaba en el garaje??
Respiré hondo y me obligué a abrir los ojos. Estaba atada por los tobillos, por las rodillas, por los muslos, por las muñecas, por los codos y por el cuerpo a lo que parecía una silla hecha con los cuadros de varias bicis. Noté un escalofrío y me di cuenta que no tenía asiento debajo de mi culo, sólo había dos barras una por debajo de las rodillas a la que estaba atada y otra por debajo de mis nalgas. Las notaba perfectamente, el frío en mi culo y en mi coño, mis piernas aunque atadas estaban un poco separadas. Seguía sin las braguitas que se las llevó el tío con el que follé la noche anterior como trofeo por veinte euros, pero no estaba frío el metal, cuánto tiempo llevaba ahí??
Empezaba a estar incómoda según me iba despejando. Me fijé en mis ataduras, eran una compleja telaraña que aunque no me cortaba la circulación estaban bien fijas, en mis piernas, en mis brazos y en mi cuerpo… No podía verme la espalda pero notaba las cuerdas alrededor de mi haciendo un complejo dibujo que aún estando vestida separaba mis pechos, pasaban por mi cuello y volvían a aparecer por mi tripa. Me sentía como una mosca atrapada en la red de una telaraña. Me fijé en los nudos por si podía soltarme pero era imposible, la atadura no me lo permitía. Aquellos nudos me sonaban pero no podía recordar, qué clase de mente retorcida y desordenada era capaz de hacer algo así??
Entonces me di cuenta, me acordé. El recuerdo saltó en mi mente como un muelle. Eran los mismos nudos que me hacía mi primo cuando jugábamos siendo niños a indios y vaqueros!!
Cuando era pequeña me encantaba ser la damisela secuestrada por los salvajes indios que era rescatada por el apuesto vaquero, claro que era mi primo quien me ataba para dejarme un buen rato así y luego desatarme. Y de guapo nada, pero era una niña y el mi hermano mayor, yo estaba loca por él. En aquel momento, me parecía un juego inocente y hasta divertido pero ahora era totalmente distinto. Ahora entendía por qué me dejaba tanto rato atada, le daba morbo verme así y con la excusa del juego, daba rienda suelta a su perversión. Aunque éramos unos críos, que tendría yo unos ocho, nueve, tal vez diez y él doce, trece, no más de catorce.
En esas revelaciones estaba cuando noté un movimiento detrás de mí.
- Ya te has despertado?? - dijo y su voz me heló la sangre.
- Quién eres?? - dije, no muy lista, aún estaba con la resaca y al moverme para intentar verle, me balanceé: aquello era como un columpio, no estaba apoyada en el suelo,de hecho estaba bastante alto, aún sentada estaba a la misma altura que si estuviera de pie.
- Tranquila prima, soy yo. - dijo mi primo poniéndose delante de mí y pude verle.
Entonces le vi, fue como una revelación porque sabía que era él pero estaba irreconocible. Aún hoy tengo sueños en los que aparece así delante de mí y no puedo evitar echarme a temblar pero no de miedo… de pura excitación!!
Sólo con recordarlo no puedo evitar mojarme, esté dónde esté y ya si le tengo delante… Me estoy volviendo a adelantar, me vuelvo a mojar…
Apareció ante mí sólo con unas deportivas y vaqueros que usaba en el garaje cuando arreglaba o montaba algo con sus bicis, se lo había visto hacer cientos de veces y cuando era más pequeña hasta le ayudaba a hacerlo. Tenía el pecho descubierto y para mi sorpresa, estaba bien formado, flacucho pero sin un puto gramo de grasa, no llevaba las gafas y respiraba muy tranquilo. Recuerdo perfectamente sus ojos verdes, pequeños y juntos, sin las gafas se notaba más su nariz aguileña y sus labios finos estaban muy apretados, como solía hacer cuando estaba muy disgustado.
Me dio miedo, aquella mirada verde era muy intensa, me recorría todo el cuerpo y me sentía desnuda, cosa que no entendía con las guarradas que había llegado a hacer, pero ante él me daba vergüenza.
- Suéltame ahora mismo y no diré nada, pervertido. - tenía que luchar de algún modo, aunque fuese insultando pues no podía soltarme y lo único que tenía suelto era la lengua, aunque por poco tiempo.
- No te voy a soltar y no dirás nada. - dijo cogiéndome del cuello y acercándome a su cara. Cuando me soltó, me balanceo más. Me sentía muy vulnerable.
- Por lo menos bájate, esto se puede romper y puedo caer. O mejor, deja que me caiga a ver cómo lo explicas luego.
- Vaya, que guerrera. Me gusta que te resistas. - dijo y me empujó más fuerte -. Tranquila que no te vas a caer. Son las poleas y cadenas para sujetar y subir las bicis, resistirán tu peso, son fuertes. Ya las he probado con varias antes que tú y con más peso que el tuyo.
- Bájame!! Suéltame!! Imbécil!! Puto pervertido!!
- No me importan tus insultos, es más me ponen cachondo. - era verdad, se le notaba por debajo del vaquero el bulto de su polla y para mi sorpresa, bastante grande.
- No!! Suelta joder!! En algún momento me tendrás que bajar, me estoy meando!!
- En serio?? Pues mea, ese no es motivo suficiente para bajarte. Además, siempre me excita oírte mear.
- Joder que asco!! Se notará en el suelo, que guarrada.
- No me importa, entre la grasa y líquido de frenos, este suelo está hecho una pena. - me empujó de nuevo y esta vez apoyó sus manos en mi culo.
- Aaah!! Guarro que no me toques. Te voy a arrancar la piel a tiras!!
- Pero si lo estás deseando, pedazo de guarra. - Y me dio un azote.
- Mira - que me insultara me asustó más, curiosamente no me molestó tanto el azote. -. Verás, si me sueltas ahora haremos como que nunca ha pasado nada, vale??
- Y ahora intentas negociar, dónde está la guerrera que me iba a despellejar??
- Carbón!! Como no me sueltes, te vas a enterar!!
- Basta!! Me cansé de oírte. -
Y me puso una mordaza. Era uno de los puños de goma de la bici, había pasado por en medio una goma que se ajustaba a mi cabeza, me apretaba un poco pero encajaba perfectamente en mi boca. Intenté mover la lengua para sacarla pero era imposible, cuanto más la movía más se ajustaba. -. Como veo que no te acuerdas, te diré que vas a cumplir tu promesa: voy a tenerte a mi disposición, quieras o no. Hubiera preferido que te entregaras por ti misma, siempre prefiero que lo hagan así. Pero con algunas, me gusta forzarlas luego acaban descubriendo que disfrutan de mis sesiones y me piden más.
O sea, que no era la primera vez que hacía todo aquello, cuántas antes que yo?? Se le veía muy seguro así que no pocas. Cómo no nos habíamos enterado?? Mi familia lo sabía?? Y que les había hecho a esas chicas?? Quién fue la primera?? Casi sentí celos. Me gustaban las primeras veces, en una ocasión conocí a un muchachito recién cumplidos los trece que… bueno, eso ahora no viene al caso.
Según me iba hablando, iba colocando herramientas de la bici en una mesa. Había pinzas, tijeras, bridas, un taladro… Empecé a asustarme, aquello iba en serio y tenía pinta de doler.
- Vamos a empezar. Prima esto se llama BDSM y estamos en una sesión en la que yo soy tu amo y voy a dominarte. Voy a romperte y cuando acabe contigo serás mi sumisa, mi esclava y estarás a mi disposición cuándo y cómo quiera. Obtendrás placer haciendo lo que te pida te guste o no y es de ese hecho del que tu obtendrás tu placer. Ahora te parecerá raro, imposible y aunque te resistirán porque no quieras, cuando acabemos querrás más, lo desearás hasta el punto en que harás lo que sea para obtener lo que te voy a dar. - hizo una pausa mientras seguía colocando cosas en la mesa. - Oye, no me mires con esa cara de pánico. Cuando digo que voy a romperte me refiero mentalmente, tienes una barrera mental que te impide ser feliz y disfrutar de tu sexualidad. Lo he leído, me he documentado. Creo que es por el abandono de tu padre, te hizo daño y de alguna manera para no volver a sufrir así, abandonas tu antes. Eso te hace sentir vacía cuando te corres y vuelta a empezar. Eso también lo sé porque cuando te oigo correr, no acabas bien. Sí, culpable, te espío cuando vas al baño, cuando te vistes, cuando te masturbas…
Estaba acojonada, no reconocía al tipo que tenía delante.
- Bien, empecemos por algo sencillo: las pinzas. Tengo de la ropa y de bricolaje, estas son más duras así que las guardaremos para más tarde. Estos son los palillos del chino, sí los que trajeron el otro día con la cena, sirven para lo mismo pero queda más bonito. De momento te dejaré la ropa puesta para que te sea más fácil la adaptación. Ya verás, te va a encantar.
Estaba muy emocionado, como un niño con juguetes nuevos. Yo estaba a punto de entrar en pánico. Se puso serio. Estaba tensa, agarrotada. Él lo notó nada más tocarme en el hombro para parar el balanceo.
- Estás temblando?? Respira hondo prima, esto no va a acabar en un momento, pienso deleitarme hasta que me canse. Además, te lo mereces, te has portado como una zorra desagradecida. Esto será la penitencia de tu castigo.
No podía más. Me derrumbé y me eché a llorar. Aquello estaba mal lo mirases por donde lo mirases. Es cierto que necesitaba un escarmiento, pero de ese nivel??
Se volvió hacia la mesa, cogió una pinza de la ropa, se acercó a mi me vio las lágrimas y ni se inmutó. Estaba decidido, ya le había visto esa mirada antes. Para mi sorpresa, se acercó y con un par de besos me limpió las lágrimas. Fue relajante pero cuando me quise dar cuenta, tenía la mano puesta en una de mis tetas, me la estaba sonando y me gustaba. Estaba confundida.
- Prima, ya sabía lo puta que eras pero siempre me sorprendes. Sé perfectamente que no llevas sujetador, hace un poco de frío aquí y se te notan los pezones, creo que te gusta salir así cuando vas de fiesta, supongo que te facilitará las cosas.
Era cierto, me encanta ir sin sujetador con las tetas sueltas y cuando bailo se mueven, eso les pone mogollón y me excita ver sus caras de salidos comiéndome con la mirada. Tengo una cien C y me gusta exhibirme.
Siguió con el sobeteo, deleitándose y cuando paró siguió por el pezón, lo sujetó, lo estiró, lo apretó, me hizo daño pero no podía quejarme: estaba amordazada. Volvió a coger el pezón y a pellizcarlo con fuerza, me estaba poniendo cachonda y cerré los ojos pero enseguida los abrí: me había puesto la pinza mordiéndome el pezón y el dolor me sobresaltó. No paró ahí, se giró y volvió a por más. Empezó a ponerlas por toda la teta, no dejó un sitio libre. Cuando terminó, se paró a contemplar su obra, estaba satisfecho y muy excitado. Se chupó los labios y medio sonriendo sacó el móvil y empezó a hacer fotos.
- Tranquila, que esto no lo voy a subir a Internet, esto es para mi deleite personal. - como si aquello fuese un alivio.
Dejó el móvil en la mesa, se giró hacia mí y de un manotazo me quitó todas pinzas que salieron volando, el dolor fue increíble, no pude reprimir un gemido pero el alivio que vino después me encantó, fue una sensación agradable y casi se me escapa el pis. Miré a mi primo, estaba frente a mí, observándome, tenía la mano en la polla, se notaba perfectamente a través del vaquero.
- Joder prima, como me estás poniendo… me duele la erección… hacía tiempo que no me ponía tan cachondo. Sabes, pensé que aguantaría más pero tengo que verte esas tetas ya.
Pensé que me desataría pero me ilusioné muy pronto. Cogió unas tijeras grandes, de esas de cocina, me cogió el pezón y con destreza empezó a pellizcar hasta sólo quedarse con la camiseta. Después me cortó la camiseta dejando un agujero enorme, mi teta apareció en medio, aún seguía atada con las cuerdas. Debió gustarle su obra porque lo repitió con el otro pecho y acabó haciendo más fotos mientras se frotaba su erección por encima de los vaqueros. A juzgar por el tamaño, estaba tan empalmado que debía de dolerle.
A mi me dolían las manos, por la tensión estaba apretando los dedos y me estaba clavando las uñas. Mi primo se dio cuenta y me empezó a acariciar, me separó los dedos y juntó sus palmas con las mías. Era reconfortante el tacto. No daba crédito a como respondía mi cuerpo: me estaba mojando otra vez.
Volvió a coger las pinzas. Creí que había terminado pero ahora sabía que iba a ser más doloroso, la camiseta después de todo mitigaba un poco el dolor. Esta vez fue distinto. Cogió las pinzas y me las volvió a poner por todo el pecho, en la aureola, en los pezones, pero en medio de la piel y la pinza había puesto una cuerda. No tenía ni idea para qué podía servir eso pero pronto lo descubrí: cuando estaban todas las pinzas colocadas, dio un tirón seco. Yo no pude reprimir un quejido de dolor, seguía meándome y aquello no ayudaba y para colmo, el alivio que seguía después del tirón de las pinzas me excitaba y hasta podía notar como me humedecía.
Volvió a hacerlo varias veces más, con fotos y hasta un vídeo. Me lo hizo en las piernas, en la parte interior del muslo. Agradecí que no me las pusiera en el coño, no sé cómo hubiera reaccionado en ese momento. Creí que no podría aguantar más, ya no lloraba, sólo gemía con cada tirón. Volvió a coger las tijeras y terminó de cortar la camiseta sin quitarme las cuerdas, jirones era lo que quedó. No puedo negar que me estaba excitando el juego del peligro con el acero de las tijeras rozando mi piel. Tenía la cabeza a punto de reventar.
- Bueno esta parte ya está terminada, estoy satisfecho con el resultado. Te voy a voltear a ver cómo está ese chochito.
Que me hiciera lo que quisiera, tenía mucho pis, me estaba poniendo mala. Pero cómo decírselo??
Mientras, hablaba y me explicaba cómo funcionaba el columpio, yo no le hacía mucho caso estaba concentrando mis fuerzas en no mearme encima, cogió un pequeño mando y accionó las poleas de sujeción que empezaron a moverse: de estar en posición sentada a la altura de una persona, me bajó en posición de cuatro patas casi a la altura del suelo.
- Con esta faldita tan corta prima, se te ve no sólo tu coño también tu culo. Veamos cómo tienes esa rajita. Antes unas fotos, sí perfecto. A ver - Y noté como sus dedos me tocaban toda mi raja. - Dios, prima sí que eres una puta: estás muy mojada. Pero si hasta has chorreado en el suelo. Mira tienes que verlo.
Acercó sus dedos a mi cara, los podía oler:era cierto estaban empapados de mis flujos y me enseñó una foto del suelo del garaje manchado por varias gotas. Después, se chupó los dedos y se relamió como si disfrutara de un manjar exquisito. Me puso cachondísima.
Volvió detrás y siguió tocando mi coño, lo abría, metía sus dedos, pellizcaba mi clítoris… y con cada roce yo gemía mordiendo con fuerza la mordaza. Si me lo hubiese comido, me hubiera corrido con el primer lengüetazo.
Pero no lo hizo. Dejó de tocarme y fue hacia la mesa mientras se seguía chupándose los dedos, como si fuese Nutella. Cogió un destornillador. En realidad cogió varios y durante un rato estuvo decidiendo entre cuál utilizar.
- Ahora prima, vamos a sodomizar ese culito. - vale, sexo anal podía con aquello, no era la primera vez. No me gusta, siempre me duele y me hacen daño, pero esa parte estaba controlada. Pero seguro que no sería así, estaba aprendiendo que con mi primo no todo es lo que parece.
- Casi se me olvida: los meteré dentro de condones que no soy ningún salvaje, hay que tener un mínimo de higiene. Y ahora a lubricar ese culo con el mejor lubricante natural. - diciendo esto, me volvió a meter los dedos en el coño, muy despacio como buscando algo, se tomó su tiempo, hasta pude oír como arrastró una silla para sentarse. Siguió tocando con dedos tan expertos que estaba anonadada de que lo hiciera tan bien, quién le había enseñado a hacerlo así??
Estaba deleitándome con aquellos movimientos cuando noté que encontró el punto que buscaba, quería estimular mi punto G. Empezó a tocarlo con más ritmo y jamás me imaginé diera tanto gusto, siguió dándole y cuando empecé a eyacular, lo esparció por mi ano. Estaba muy nerviosa aunque más excitada, pero mi culo estaba cerrado. El lo notó y aún así siguió, me hacía daño.
- Vamos a ver prima - dijo después de varios intentos -, tienes que relajarte o si no te dolerá y aunque te parezca lo mismo, dolor y mala experiencia no tienen que ir en el mismo juego. Ahora relájate, respira hondo y déjame disfrutar de tu culo. Confía en mí, te acabará gustando. - con esta última frase me dio un azote.
Que podía hacer, atada y amordazada, con un calentón impresionante, tenía que hacerle caso. Me relajé como pude y él siguió trabajando. Volvió a estimular mi punto G para sacar más flujo y lubricar mi culo y… noté como introducía un dedo en mi ano. Gemí de dolor con la mordaza puesta pero no me moví, si lo hacía me daba gusto y era algo que no estaba dispuesta a ceder: el sexo anal no era para mi y punto. Pero no paró y mi cuerpo empezó a llevarme la contraria y se relajó con el siguiente barrido de placer. Siguió metiendo el dedo, después metió dos, los notaba perfectamente.
- Ves sabía que te iba a gustar, de la manera adecuada os acaba gustando a todas - todas?? Con cuántas lo había hecho ya antes?? Estaba claro que había tenido que practicar pero...Por qué estaba celosa?? Se suponía que me importaba una mierda no?? - Había traído lubricante pero sabía que contigo no me iba a hacer falta.Bien, ahora que ya estás preparada, meteremos los destornilladores.
Primero fue el del culo, no fuera a dejar de dilatarse. Metió el mango entero, era uno de esos que tienen forma de pera, hasta la parte en que se estrecha, notaba las guardas entre mis cachetes. Luego me introdujo uno con el mango más largo por el coño. Después de varios movimientos, encontró el punto G y empezó a follarme con el destornillador. Yo estaba que me moría de placer y cuando creí que me iba a correr dejó de darme con el del coño y empezó a follarme con el del culo. Joder, cada vez que lo recuerdo me pongo cachonda, me gustó, me encantó. De haber tenido la boca libre habría gritado de puro éxtasis: era la primera vez que me corría por el culo y me estaba gustando. Gemí de placer todo lo que me permitió la goma de la empuñadura. A partir de aquí, soy una fan de las corridas y falladas por el culo.
Volvió a la mesa. Mi primo estaba sudando, se le veía cansado y empezaba a respirar fuerte. Por culpa de su asma nunca había sido un gran deportista, siempre le faltaba fuelle.
- Ves, te dije que te iba a gustar - asentí con la cabeza, resignada -. Te sigues haciendo pis?? Bueno, no pasa nada, eso mejora las cosas en todos los sentidos. Si te aguantas, tardarás más en sentir placer pero será más prolongado y si no lo haces, también te dará un orgasmo muy placentero. Bien, dicho esto y recuperado un poco el aliento - sabía que le faltaba fuelle, aún quería escapar -, seguiremos con el spanking. Esta es la parte de disciplina.
Dijo eso último cojiendo una tabla pequeña de cortar de la cocina con una mano y en la otra una paleta para remover la comida. Los ojos se me salían de las órbitas, me sonrió y empezó a mostrarme cada opción como si pudiera elegir. Se decantó por la paleta.
Empezó dándome palmaditas con la paleta en los pechos, al principio despacio y flojito pero más lento y firme después. Yo seguía colgada, en la postura de cuatro patas y con el destornillador en el culo. Notaba como mi corrida bajaba por mi muslo. Con cada golpecito notaba como se bamboleaban mis pechos y cómo se dibujaba una mueca lasciva en la boca del tonto de mi primo. Aquello me excitaba pero llevábamos varias horas “jugando” y si yo empezaba a estar cansada, con el mal cuerpo de la resaca y el incidente de la semana anterior, mi primo tenía que empezar a sentirse igual. Me fijé en él, estaba respirando como si acabara de correr.
- Vamos a jugar a un juego - en serio, no podía creerlo. - Tengo que quitarte la mordaza de la boca, espero que por tu bien no intentes una estupidez.
- Gracias - dije liberada -. Puedo beber algo??
- Claro, toma. - me ofreció un Red Bull. No me gusta nada, pero tenía tanta sed que hubiera bebido cualquier cosa. Por dónde iban los juegos, me daba miedo decir algo y que me obligara a beber su pis. Aquello no mejoró, calmó mi sed pero sólo conseguí mearme con más ganas.
- Vaya - dijo con la mordaza en la mano -, te has tenido que correr bien, has dejado las marcas de tus dientes en toda la goma espuma del puño.
- Me tienes donde querías. Acabemos cuanto antes. - Por el ansia de beber y que mi primo no lo hizo muy bien, se vertía por mi barbilla parte del refresco. Goteaba por mi cuello y la sensación de intentar limpiarme y no poder era frustrante.
- Como te decía - dijo con el ceño fruncido, no le gustó que le metiera prisa. -, vamos a jugar a las preguntas. Es sencillo: te pregunto algo, si respondes bien, cachetito suave; si no, cachetito fuerte o muy fuerte dependiendo de lo mal que lo hagas. Entendido??
- Sí, entendido - se terminó el Red Bull y se puso detrás de mí.
- Comencemos por algo sencillo, eres mi prima??
- Que gilipolleces… aahh!! - plas!! no pude terminar la frase, me dio uno fuerte. Se me movieron los cachetes y el destornillador en mi culo me dio gusto.
- Respuesta incorrecta, te doy otra oportunidad por ser la primera, lo somos o no??
- Lo somos, lo somos.
- Bien, cachetito. - plis!! Comparado con el anterior, me hizo cosquillas.
- En el último mes, a cuántos te has fallado??
- A… a unos cuantos.
- Cuántos?? Di número y no te hagas la listilla. - dijo mientras me rozaba con la madera, en amenaza de golpe fuerte.
- No los sé, cinco o seis.
- Bien - plis!! Cachetito -. Lo has hecho por dinero??
- No - plaas!! - aaaaah!!
- Que mentirosa primita, yo sé que has fallado por dinero.
- Vale, vale me han pagado por chuparla y por mis bragas usadas pero no ha sido en el último mes.
- Eso está mejor. No me interpretes mal, eres libre de follar cómo, dónde y con quieras pero, por qué lo haces cómo si fueses una zorra??
- Qué?? Hago lo que quiero y con quien quiero. - plas!! - aaaaah!!
- Respuesta incorrecta. Te lo pregunto mejor, te quedas satisfecha después de follar de esa manera??
- Pues sí… aaaaah!! - plaas!!
- Respuesta muy incorrecta, dilo otra vez, te quedas satisfecha después de follar de esa manera??
- Vale, vale… no…
- Ves, es mejor si eres sincera, pero voy a reconocer que esos grititos tuyos medio gemidos, me ponen muchísimo - dijo metiéndome los dedos en el coño, aún con la corrida anterior. -. Joder!! Que coñito más jugoso, veamos cómo sabe.
Y diciendo eso empezó a comerlo, estaba hecha un barullo de emociones me estaba encantado la sensación de comida pero aún tenía los cachetes del culo adoloridos, dolor y placer al mismo tiempo, demasiadas sensaciones. Siguió comiendo con lengua experta, me succionaba el clítoris, me abría los labios. Aquí ya no tenía la mordaza así que me relajé con gemidos bastante sonoros. Ni siquiera me importaba el hecho de que me oyera, quería que lo hiciera, me seguía poniendo cachonda. Nunca había durado tanto con nadie ni nadie conmigo. Había llegado un punto mezcla de morbo y curiosidad y no podía, no quería parar.
- Esto ya está - dijo para mi disgusto parando-. Sigamos con la ronda de preguntas, hay algo de lo que quiero te des cuenta.
- No lo entiendo, de qué estás hablando?? Aaaaah!! - plas!!
- A callar!! Las preguntas las hago yo.
- Lo siento, no lo haré más. - estaba siendo obediente, aquello me estaba rompiendo, sólo quería tenerle contento, hacer lo que me pidiese, lo que fuera, quería correrme como antes.
- Te ha gustado como te corriste con los destornilladores??
- Sí, mucho. - plis!!
- Ves que bien. Ahora vamos a sincerarnos. Por qué te comportas como una zorra??
- No lo sé… aaaaah!! - plaaas!!
- Dilo.
- Aaaaah!! - plaas!!
- Que lo digas!!
- No lo sé… aaaaah!!- plaas!!- No puedo… decir lo… que no sé… aaaaah!!
- Sí lo sabes!!
- No… aaaaah!! - plaas!! - Basta, basta!! Aaaaah!! - plaas!!
- Sé que lo sabes, dilo ya!!
- Aaaaah!! No quiero que me abandonen!! Por eso les dejo antes, no quiero que me hagan daño olvidándose de mí.
- Vale, vale. Estoy aquí prima. - dijo mientras soltaba la tabla de cortar y la paleta, las dejó caer al suelo.
Estaba llorando, los últimos palazos como eran uno encima del anterior, me hicieron daño y se me saltaron las lágrimas. Estaba dolorida pero aliviada con tanta sinceridad. Me quitó los pelos de la cara y me limpió las lágrimas comiéndoselas a besos, de rodillas frente a mi. Aquello era reconfortante y hacia que mi dolor se olvidara. Todos ellos.
- Escucha - dijo de rodillas frente a mi -, tenías un bloqueo. Cuando tu padre os dejó, eras muy pequeña para entender a los adultos y el vacío que se te quedó por el abandono se convirtió en la pubertad, con tu madurez sexual, en un zorreo incontrolable. Todo tu comportamiento en estos últimos años, era un grito de ayuda, estabas llamando la atención inconscientemente. Ahora que lo sabes, puedes corregirlo.
- Pero no… yo… tu también me lo hiciste - dije de pronto. Vinieron a mi mente los recuerdos de mi infancia.- No echaba de menos a mi padre porque te tenía a ti. Hasta que un día, me empezaste a dejar de lado. Tu me abandonaste igual que hizo el. Si dices que me comporto así para llamar la atención, pregúntate por la atención de quién.
- No me hagas esto prima. Hay cosas que es mejor no saber.
- No!! Dímelo o mañana estaremos igual que ayer. Quieres azotes?? Dame veinte, los pago.
- No es eso…
- Treinta!!
- Te amo!!
- … - no cabía en mi asombro y se sinceró conmigo. Allí mismo, de rodillas frente a mí, yo colgada, en posición de cuatro patas y con un destornillador en el culo. Con todo el romanticismo que cualquier chica puede desear.
- Te amo desde el primer día en que te vi. Aquella niñita de ojos saltones que usaba coletas. Que no se despegaba de mí y hacía cualquier cosa para agradarme, que jugaba a lo que fuera aunque no le gustaba. Mi juego favorito era indios y vaqueros, te acuerdas??
- Claro que me acuerdo. Me dejabas atada durante horas y luego venías a rescatarme. Lo pasaba fatal, pero tu estabas allí. Sabiendo lo que ha pasado hoy, entiendo por qué te gustaba ese juego, ya entonces eras un pervertido.
- Lo sé pero estabas tan rica atada… si supieras la de veces que me masturbé mientras jugábamos y me he masturbado recordando esos momentos…
- Pero por qué me dejaste?? Por qué te distanciaste??
- Soy un pervertido. No pensé que te gustaría todo esto. Estos juegos… son parte de lo que soy y no puedo pasar sin ellos. Tenía miedo a tu rechazo.
- Vale.
- Vale qué??
- Que jugaré a tus juegos, haré lo que me pidas pero no me dejes otra vez. Por favor, tu no.
- En serio, serás mía.
- Haré lo que sea, pero no me dejes.
- No lo volveré hacer, ahora que eres mía. - Y me besó. Por primera vez me besó en la boca, largo, húmedo, con lengua. Terminó su beso mordisqueando mi labio inferior.
- Me vas a bajar de aquí??
- No - dijo con una sonrisa de medio lado -, aún no hemos terminado.
- Todavía hay más??
- Queda una cosa más que quiero hacer.
- Vale pero ponme esa mordaza.
- Sabía que eres la mejor. - antes de que pudiera preguntarle a qué se refería con aquello, me puso el puño de la bici otra vez en la boca. Si salía viva, me iba a dar muchas explicaciones.
Cogió la lijadora. Aquello me asustó, eso me haría daño de verdad, lo de las pinzas vale, el destornillador y las paletas pues ya está, pero eso… era pasarse.
- Tranquila mujer, no te alteres. Está trucada, además le voy a cambiar el cabezal, ya verás cómo te gusta.
No, no, no. Empecé negando con la cabeza, a gemir, pero no me hacía caso, lo oía detrás de mí cómo se ponía marcha con un ligero zumbido. Estaba tan asustada, en qué estaba pensando para hacer las promesas que acababa de hacer… y de repente, lo noté. Me sobresaltó, lo reconozco pero no fue de dolor: fue del placer más absoluto que jamás había probado. Era intenso, suave, delicioso, mi cuerpo se tensó entero de puro placer. Luego lo movió, arriba y abajo, con cada movimiento yo me convulsionaba de gusto. El destornillador aún en mi culo, sólo lo mejoraba. Tal era mi placer que empecé respirando fuerte pero con dos toques más, ya estaba gimiendo como una perra. Notaba en mi boca el sabor de la goma y empecé a salivar de gusto, podía notar como finos hilitos de mi propia baba me resbalaban por la comisura de mi boca. Estaba muy cachonda, nunca había estado así. Gemía muy fuerte, notaba la mano de mi primo cogiéndome del pelo, tirando y yo cada vez más cachonda, hasta que no pude más. Empecé a correrme otra vez, él me sacó el destornillador y el orgasmo se multiplicó, solté los puños que hasta entonces los había tenido cerrados otra vez , clavándome las uñas en las palmas, abrí los ojos y allí estaba mi primo, muy serio manteniendo su mirada fija en mis ojos y dándome placer, dándome aquel maravilloso regalo: la aceptación de mi sexualidad tal y como era, sin remordimientos. Fue el orgasmo más intenso que jamás he tenido, me recorrió el cuerpo entero, me corrí con el cuerpo entero, de dentro hacia afuera, empezando desde mi coño y extendiéndose al resto de mi cuerpo. Es verdad que me rompió, pero sólo para recomponerse de nuevo.
Aquel orgasmo fue largo, el más largo que haya tenido nunca. Tan intenso lo notaba que en lo más alto no aguanté más y me hice pis. Ya no era capaz de contraer por más tiempo mis músculos, no me respondían. Notaba como se convulsionaba mi cuerpo. Estaba cansada y el orgasmo fue muy alto. Ya no tenía puesta la lijadora, era mi propio coño corriendose y meando al mismo tiempo gracias a los últimos toques de los dedos expertos de mi primo.
- Sabía lo guarra que eras, pero esto te ha superado. Eres fantástica. Espero que te hayas corrido bien, yo creo que sí, te has meado de gusto no?? Ahora es mi turno, me voy a correr yo y será follándote la boca, es una irrumación. Quédate con ello porque te lo ordenaré más veces.
En aquel momento, si me hubiera pedido que volase sólo hubiera preguntado cómo de alto. Fue la mejor corrida de mi vida. Me quitó la mordaza, se desabrochó el vaquero y su polla saltó a mi cara empalmada, enorme. Era bastante más gorda que las demás que había comido, me sorprendió a bien descubrir que su polla era la mejor parte de su cuerpo escombro, quien lo hubiera imaginado.
Creí que sería como cualquier comida de polla, pero aquello era distinto: no estaba comiendo polla, me estaban fallando la boca que es muy distinto. No era larga pero sí gorda y según me la metía, me hacía daño en las comisuras de la boca y en la lengua. Mi propio cuerpo empezó a reaccionar, empezó a salivar como jamás había hecho. Pude verlo en un par de ocasiones en las que mi primo sacó su polla para que recuperara el aliento, de mi boca salía una baba densa, espesa, blanquecina formando grandes hilos grumosos que unían su polla a mi lengua y boca. Tuve que escupirlas, me costaba tragarlas, eran demasiadas pero las que quedaban en su polla las cogió con su mano y me las restregó por toda las cara, por el pelo, por mis pechos. No me quejé, aquello me ponía más aún. Una guarrada pero cachonda de nuevo.
Siguió follándome la boca pero esta vez con más intensidad, me había cogido del pelo y lo utilizaba para meter más hondo su polla en mi boca, pensé que no me estaba follando la boca: me estaba follando la garganta. Era la primera vez que alguien me hacía aquello y me sorprendí lo agusto que estaba.
Hasta que empezó a incrementar el ritmo y aquí las empecé a pasar putas de verdad, el carbón no me dejaba respirar, cada vez me la metía más hondo, me estaban dando arcadas y de mi garganta empezó a salir unos ruidos que, a juzgar por sus gemidos, le pusieron más cachondo. Primero fueron gorjeos producidos por las babas, después vinieron las arcadas previas al vómito.
- Lo sé prima, crees que vas a vomitar - dijo mientras me seguía fallando la boca -, pero no tienes nada en el estómago, hace casi un día que no comes nada, como mucho sacarás el Red Bull que te acabas de tomar pero no me importa si me lo echas: eso sólo me excitaría más.
Lo dicho, un guarro pervertido con gustos muy raritos. En esos pensamientos estaba cuando noté que dijo que se iba a correr, creí que sería como cualquier otra corrida pero una vez más superó mis expectativas. No me soltó, en vez de eso me apretó más, me clavaba su polla en la garganta, casi no podía respirar, me esforzaba por hacerlo por la nariz pero era casi inútil, me faltaba oxígeno y empecé a hacer ruidos de arcadas más fuertes, creí que iba a vomitar cuando se corrió, me estaba ahogado al intentar respirar y tragar al mismo tiempo, notaba como se corría en mi garganta. Pero mi cuerpo falló y vomité, o eso creía pero no era vómito: era su corrida que al intentar respirar me salió por la nariz. Me resbaló por la cara y también saqué algo de corrida por la boca, le salpiqué los pantalones de corrida pero la mayor parte estaba en mi cara.
Me miró, satisfecho y me volvió a hacer fotos. No sé cómo, estaba hecha un orco con el pelo revuelto, en el columpio, mojada de pis y mi propia corrida, con la cara empapada de corrida que me salía por la nariz, me dolía pero no quería quejarme. Tuve un eructo y vomité más corrida, intenté tragarmela pero no podía más, estaba agotada. Miré por las ventanillas de la puerta del garaje, se había hecho de noche, cuánto tiempo llevábamos allí??
En esas condiciones estaba cuando oí que mi primo empezaba a toser y respirar peor. Tosia, tosia mucho. De repente empezó a hacer un ruido raro: le estaba dando un ataque de asma, posiblemente producido por el esfuerzo de toda la tarde, si yo estaba agotada, él se encontraba exhausto.
No sabía qué hacer, aún seguía atada y me entró pánico. Muchas imágenes vinieron a mi cabeza y no se me ocurría ninguna excusa para justificar aquel escenario.
Antes de que pudiera reaccionar, vi como mi primo tambaleándose y a duras penas, llegó a la mesa y cogió el mando del columpio, me bajó. Ya estaba en el suelo, él cada vez respiraba peor. Dejó de buscar algo en la mesa, cayó de rodillas a mi lado resollando, bloqueando como pez fuera del agua, se estaba ahogando y no podía hacer nada, creí que me iba a dar la mano cuando con un ligero tirón me desató una de las manos. No me lo podía creer, enseguida me desata con un leve tironcito. Ya estaba libre, me de satélite por completo y mi primer impulso fue salir de allí, la humillación, el dolor… quería huir. Estaba ya en puerta cuando me detuve en seco, qué demonios estaba haciendo?? Le había hecho prometer que no me iba a dejar y él lo había cumplido, antes de encontrar el inhalador me había liberado y yo sólo estaba pensando en salir de allí. Tenía razón, me había convertido en una zorra desagradecida y consentida.
Me giré, el tonto de mi primo estaba en el suelo, luchando por respirar. Fui a la mesa en un par de saltos, rebusqué entre las cosas de la mesa, pinzas, cordel, alicates… dioses, alicates?? En serio?? Joder allí no estaba. Me acordé, él lo solía guardar en el bolsillo de atrás del pantalón para tenerlo más mano, me tiré al suelo y revisé sus bolsillos, allí no había nada… pues claro!! Se desabrochó los pantalones para sacarse la polla, seguro se había caído. Inconscientemente me relamí al recordarlo, aún tenía la cara manchada de los restos de la corrida. En el suelo no estaba, escudriñé toda la zona, no lo veía. Me tiré al suelo, notaba el frío cemento contra mi pecho, de estar en otra situación me hubiera excitado y que no estaba por ninguna parte!! Qué demonios pasaba?? Le habían salido patas y se había ido?? Bingo!! Allí estaba, el muy cabrón se había caído debajo de la mesa.
Fui lo más rápido que pude hasta donde estaba mi primo, a menos de dos metros de mí pero se me hicieron dos kilómetros. Le puse el inhalador y le di una dosis, creí que no iba a reaccionar que había llegado demasiado tarde pero no, con una tos seca empezó a respirar entre cortado al principio pero poco a poco, recuperó el aliento y a respirar normal. Le acomodé la cabeza entre mis piernas, ya recuperaba hasta el color.
- Gracias. - dijo con un hilo de voz.
- No hables, ahora respira.
- Te vi salir - dijo después de un momento. -. Qué te hizo volver??
- Tú, sólo tú. Te quedaste conmigo, no quiero ser esa perra de antes. Quiero quedarme contigo.
- Te he… - dijo incorporándose.
- No, no te levantes. Aún no estás bien.
- Estoy bien - dijo cogiendo mis manos y sentándose a mi lado-. Te he roto prima, para arreglarte tenía que hacerlo, lo entiendes verdad?? Aunque no te lo parezca estás en un momento muy delicado, dime cómo te encuentras??
- Cómo… - acababa de recuperarse y se preocupa por mi, qué había hecho para merecerle?? -. Estoy bien, nunca había estado mejor, por dios!! Que el que está mal eres tu, por favor ven. Cómo estás??
- Ahora ya estoy bien. Ya puedo respirar.
- Vale, que susto - dije cogiendo su cabeza con mis manos -, la próxima vez hay que programar descansos o algo así.
- La próxima vez??
- No voy a tener próxima vez?? - dije un poco asustada.
- Vas a tener las que quieras - dijo mientras me cogía de las muñecas, apretando y se acercaba a besarme. Me encantó que lo hiciera, aún tenía su corrida en mi cara. La notaba secándose y tirando de mi piel.
- Este no era el final que me había imaginado, pero me lo estaba pasando como nunca y me he despistado y cuando me estaba faltando el aire, tenía que haber tomado el aerosol. Aún así, ha sido muy excitante, como una especie de hipoxifilia. Pero la próxima vez será mejor.
- Hipo qué??
- Asfixia erótica. Por qué, te gustaría probar??
- No lo sé. Estoy algo confusa.
- Habla conmigo.
- Yo no había sentido nada igual. Esos orgasmos, la intensidad, el placer. Pero la humillación, el dolor… no sé. Me lo harás sentir otra vez??
- Claro, las veces que quieras. Ahora eres mía, eres mi sumisa, me perteneces.
- No estoy segura de que esa parte me guste. Eso suena a esclavitud.
- Ni por asomo, eres mía porque te entegras a mí, soy tu dueño, tu amo, tu señor, sin ti estoy vacío. Necesito de tu entrega para sentir algo. Miralo de esta forma, quieres agradarme??
- Sí.
- Quieres comolacerme??
- Sí.
- Ahí yo no veo esclavitud, veo entrega. Los dos salimos ganando.
- Que gano yo?? No me interpretes mal, me gusta esta manera de follar.
- Mejor, porque no conozco otra. Pero…
- Pero, qué recibo de ti??
- Estaré contigo siempre, me tienes enganchando. Tu tienes el control de todo.
- Si soy yo la sumisa, como es eso posible??
- No puedo hacer nada que no quieras incluso aunque no lo sepas, como era tu caso. A partir de ahora, estableceremos unos límites. Soy tu amo y eso significa que te domino y tu eres la sumisa, que es dominada.
- O sea, que aunque sea la sumisa o dominada, yo mando??
- Eso es.
- Fácil pero complicado a la vez. Deberíamos tener una palabra o un gesto por si hay que parar o algo. Antes estaba atada y amordazada y no podía decirte nada.
- Lo ves?? Ya lo vas entendiendo, llevas el BDSM en tus venas. Para eso ya te daré detalles, pero hoy no podía facilitar tanto las cosas. Venga ayúdame a levantarme, nos duchamos y cenamos algo. Luego descansaremos, ya es tarde.
- Pero y todo esto?? - dije señalando todos los juguetes -. Lo vamos a dejar así??
- Mañana sábado lo recogemos, hasta el domingo tenemos tiempo. Esta vez lo haré yo y te explicaré cómo hacerlo porque será una de tus tareas fijas, ya te contaré.
Lo tenía todo preparado. Yo estaba como un niño en navidad, no me lo podía creer.
Nos duchamos, en realidad él me baño y yo le bañé a él. Me lavó la cabeza, me frotó todo el cuerpo, fue relájate y excitante notar como me limpiaba el cuerpo entero, mi espalda, mis pechos, mi coño… el jabón ayudaba y resbalaba por mi piel, creí correrme otra vez por los pequeños espasmos que daba mi cuerpo. En mi turno disfruté más del baño, no dejé ni un sólo milímetro de su piel sin tocar, estaba tan empalmado cuando llegué a su polla y el jabón actuando como lubricante, le ayudó en correrse. Cuando salimos él se quedó sólo con los calzoncillos y a mí me dijo que sólo me pusiera una camiseta. Así lo hice y elegí una de tirantes, con mucho escote para que se me vieran las tetas y un poquito larga, para que se me viera el culo y casi mi coñito. No me dejó ponerme bragas o tanga. Aunque era octubre aún no hacía frío.
Como estaba preparando la cena, me dijo que podía sentarme a esperar. Me dio un azote según me giré para sentarme. Me volvió a poner cachonda y el gritito que solté, le puso cachondo a él.
Empecé a observar cómo se movía y me sorprendí escudriñando cada parte de su cuerpo. Estaba delgado pero era todo fibra, se le apreciaban todos los músculos y estaba bien formado. Ya no llevaba gafas, cuándo había dejado de usar aquellas lupas de culo de botella que hacían de sus ojos dos botoncitos verdes?? Se había operado y no me había enterado, ahora ya podía llevar lentillas.
Me sirvió la cena pero aunque era muy tarde y estábamos tan cansados, comimos con ganas.
Me llevó a su cama y antes de dormirnos, sentados él en el borde y yo de rodillas en mitad de la cama, me dio una cajita.
- Ten, esto es para ti.
- Para mí?? - dije abriéndola como una loca. -. Es un collar de perro??
- Quiero que te lo pongas cada vez que quieras jugar como hoy. Yo tengo la correa aquí y si también quiero jugar me la pondré en la muñeca. Funciona en ambos sentidos. Así tendremos nuestro código sin necesidad de palabras.
- Pero… es de perro?? - no sabía qué decir.
Era un collar de perro de cuero morado, mi color favorito a juego con la correa. Tenía buenos acabados por lo que parecía caro, como hecho a mano.
- No te gusta?? - preguntó mi primo decepcionado.
- No… ME ENCANTA!! No te voy a engañar, estoy un poco bloqueada pero es que es precioso…
- Menos mal, no estaba muy seguro. Está hecho por encargo y las piezas de metal también, son de oro para que no te de alergia. Será tu collar de perrita y yo tengo la correa del amo.
- Gracias. - dije mientras me tiraba a sus brazos.
Me besó, intensamente, como cuando tenía el destornillador en el culto. Me gustaba tener su lengua debajo de la mía, me excitaba. Estaba muy cansada pero mi cuerpo reaccionó, me estaba mojando otra vez. Casi por instinto me acerqué a él, para frotarme. Con el primer tímido roce, ya se me pusieron los pezones de punta, con el siguiente contacto más atrevido noté su erección golpeando mi vientre.
Me apartó y por un momento creí que me dejaría con el calentón pero lo que hizo fue ponerme el collar que me acababa de regalar. Me iba bien, no me apretaba y me era muy cómodo. Yo le puse la correa en la mano y me enganché el mosquetón a la anilla de mi collar. Vi un brillo en sus ojos, aquello debió gustarle porque dio un tirón seco que me hizo quedar a cuatro patas.
Se bajó los calzoncillos y su polla volvió a sorprenderme, me faltó tiempo para tirarme a por ella y chuparla. La lamía, como buena perrita mirándolo a los ojos, se estaba poniendo muy cachondo, me bebí su preseminal. Me empezó a tocar los pechos sin soltar la correa, me sacó las tetas dejando la camiseta por debajo de ellas. Seguía a cuatro patas y las tetas estaban sueltan, se movían libres. Me pellizcó los pezones y no pude reprimir un gemido de placer pero con la polla aún dentro de mi garganta.
Tiró de la correa y me levantó, estaba otra vez de rodillas frente a él y con la barbilla llena de babas por la felación. Me quitó la camiseta y me dijo que me sentara con la espalda en el cabecero, con las piernas bien abiertas. Podía notar cómo al abrirme se me abría también mi coño, se puso delante de mí y separando los labios introdujo sus dedos para estimular mi punto G, me puse muy cachonda y cuando sacó sus dedos mojé parte del almohadón. Se bajó mirándome fijamente y me empezó a comer el clítoris y fue una de las mejores comidas que hasta esa fecha me habían hecho. No tardé mucho en correrme y cuando terminé, sabía que se la había comido entera, se incorporó relamiéndose y chupándose los dedos, aún tenía parte en su boca cuando me besó.
Ahora era mi turno y me puso de rodillas, mirando a la pared y apoyada en el cabecero. Como tomo anticonceptivos no hizo falta condón, así que empezó a follarme desde atrás sin soltar la correa. Notaba sus embestidas cada vez más fuertes, mientras me tiraba del pelo y de la correa y me empujaba contra la pared. Ya estaba notando un poco la asfixia del collar cuando se corrió dentro y sin darme cuenta me corrí con él. Me faltó tiempo cuando la sacó para limpiarsela a lametones, después me metí los dedos en mi coño y me saqué un poco de su semen, me lo relamí de los dedos, sabía cuánto podía excitar ese gesto. Tuvo el efecto deseado, me miró y me volvió a besar, me desenganchó la correa y se la ató a la muñeca. 
- Sabía lo puta que eras prima, que bien me has hecho correrme. Ven aquí. - Y según caímos exhaustos del aquel día, así nos dormimos.

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